15. LOS CALABOZOS - 2ª DETENCIÓN

"The sound of freedom"

Redemption song - Bob Marley

Mario estaba ya en la cama, aún no se había dormido, en la ciudad estaban a 34 grados de temperatura aunque fueran la una de la madrugada y estaba en calzoncillos, intentando dormir con la calor.

Cuando aporrearon la puerta a la una de la madrugada, era la policía, él muy inocente abrió la puerta sin pedir más información, le quitaron sus enseres, su teléfono, le esposaron y le llevaran detenido.

En lugar de preguntar antes de abrir:

- ¿a qué venían?.

- Si tenían una orden judicial.

Y así ganar tiempo, para llamar a amigos y abogados, antes de que le detuvieran.

Nunca hay que confiar en la policía, no están de tu parte, se posicionan como jueces y si hay algo sospechoso o judicial ya eres culpable para ellos.

Abrir la puerta tan rápido fué un craso error, le preguntaron su nombre para confirmar, a lo que asintió. Le tenían que llevar detenido por violencia de género, violencia sobre la mujer, su esposa le había denunciado desde la playa por lesiones y maltrato en el ámbito familiar decían.

En aquel instante se vistió mientras se fumaba lo que sabía que iba a ser su último cigarrillo en muchas horas, solo pidió poder coger un chicle antes de que le esposaran.

Los agentes habían parado el vehículo en mitad de la calle bloqueando el tráfico, menos mal que eran finales de julio un martes de madrugada y no quedaba casi gente en la ciudad.

A toda velocidad se lo llevaron a comisaría, como les gusta a los agentes poner adrenalina, como "los hombres de harrelson", fueron a toda velocidad por las calles, como si llevaran al enemigo público número uno o de un terrorista se tratara.

Con las denuncias de violencia de género el protocolo y el proceso es al revés, eres culpable con tan solo alguna mujer presente la denuncia y es el acusado quien tiene que demostrar su inocencia.

La presunción de inocencia es el derecho de todo investigado en proceso penal a ser tratado como si fuera inocente hasta que sea condenado. En la constitución también viene señalada la presunción de inocencia dentro de los derechos y deberes fundamentales.

Me temo que estamos ante un claro ejemplo de ley y protocolo anticonstitucional, que vulnera el derecho a la presunción de inocencia, y que se aplica a la violencia de género, pero no a los demás delitos.

En la votación sobre esta ley de violencia de género, varios magistrados la vieron inconstitucional, pero hubo mayoría de magistrados que la confirmaron

La norma en otro tipo de delitos y denuncias es que es quien acusa o demanda, es quien tiene la carga de la prueba.

Es cierto que el número de asesinadas por violencia de género supera las 50 víctimas cada año, pero las más de treinta y seis mil denuncias presentadas hace sospechar un abuso de esta ley para afrontar las separaciones y divorcios. Para proteger un 0,1 por ciento de los casos se está vulnerando un derecho fundamental como la presunción de inocencia.

Mientras mueren por accidente laboral una 796 personas el año 2024 en España y no se llevan a ningún empresario a prisión preventiva, ni es detenido por la policía hasta que no se celebre el jucio, ni se les hace un jucio rápido a las 24 ó 48 horas.

Los policías comentaban a Mario que era lo habitual, que a partir de la tercera denuncia ya se empieza a sospechar las falsas denuncias.

Ya en dependencias policiales empiezan los trámites, un proceso Kafkiano, te quitan tus enseres, sobre todo el móvil, cordones para quedarte solo con la ropa puesta. Sin chicles, tabaco, cuaderno, libro, o algo para entretenerte. Seguro que en prisión tienes más enseres que en un calabozo.

Luego te informan de tus derechos, te hacen leer rápidamente un papel y firmarlo, pero en verdad tienes más derechos, llamadas y opciones que no te cuentan.

Ya sin móvil te dicen que puedes hacer una llamada ahora o por la mañana, pero en los tiempos tecnológicos quién se sabe algún teléfono de memoria.

En verdad tienes derecho a tres llamadas, nunca consideres a la policía tu amiga cuando eres tú el denunciado, ellos hacen de jueces rápido y te consideran ya culpable por el simple hecho de estar acusado. No están para ayudarte, son el brazo opresor del estado, están para amedrentar y meter miedo a los más vulnerables, pobres y débiles de la sociedad.

Mario a quién iba a llamar a las dos de la madrugada, normalmente la gente no tiene un abogado penalista preparado para estos casos, sabía que iba a estar detenido hasta el día siguiente que le llevarían a los juzgados.

Mario era fumador, gracias al chicle que lo masticó desde la una de la madrugada hasta las tres de la tarde del día siguiente pudo gestionar el mono.

En los calabozos te dan una colchoneta con almohada incorporada para pasar la noche y ahí te tienes que apañar para dormir.

Los calabozos suelen estar en los sótanos, no tenían ventanas, se escuchaba el constante ruido de la ventilación. No tienen retrete, como vemos en las prisiones, para tus necesidades tienes que pedir permiso y te llevan a unos baños encharcados e inundados de agua.

Mario no se puso a dormir directamente, nadie puede estar tranquilo en esos momentos, tal vez sí, si aceptas un destino derrotista y te dejas llevar. Él intentó anticipar los pasos siguientes y ordenar en su cabeza los posibles discusiones y ataques contra ataques con su ex, para dilucidar cuáles podrían considerarse violencia de género.

Adivinar no sirve de nada si no has podido leer la denuncia y alegaciones de quien te ha denunciado. Los siguientes pasos tampoco los puedes saber si no has pasado en el pasado por una situación parecida, haber estado detenido por la policía y pasar la noche en calabozos.

Entonces se echó a dormir, aunque más bien durmió poco, echaba cabezadas y luego se despertaba con ideas de lo que podía haber en la denuncia. No se podía relajar, estaba detenido y mañana iba a tener una vista o juicio rápido para determinar su libertad o prisión preventiva.

Por fin llegó la mañana, para desayunar te dan a través de las rejas una bolsa con dos magdalenas resecas y un zumo.

Más tarde la policía científica para hacer la ficha policial, huellas dactilares, palmas, fotografía, Mario intenta poner humor para vencer la adversidad y le pregunta al fotógrafo:

- Luego me puedes enviar la foto para subirla a Tinder. Solo se sonrió él.

Tras una larga espera por fin le toca el turno con la abogada de oficio, ahí tenía delante la denuncia y las alegaciones de su exmujer, para salir de la situación kafkiana y saber por qué estaba detenido. Ahí empezaron las técnicas fascistas de manipulación, el agente que parecía ser el jefe, empieza a meter prisa, no respetaba la privacidad entre cliente y abogado, cada poco tiempo mete prisa: - ya lo veréis luego en el juzgado, decía el policía. Cosa que no ocurriría, en los calabozos del juzgado no vió a su abogada para leer la denuncia.

Cuando te meten prisa y cosas similares es para no dejarte pensar y no tomar decisiones tranquilo, una forma de manipulación en toda regla.

Mario se quedó sin conocer los hechos denunciados contra él, ¿Qué lesiones y maltrato había hecho contra su mujer? Si la gritona y agresiva y coaccionadora era ella, pensaba a sus adentros, y continúo el proceso kafkiano.

Tuvo que firmar papeles en blanco para que luego su abogada los rellenara, tenía que darle como un cheque en blanco a su abogada y confiar en su criterio.

El agente seguía manipulando:

- Si tardáis más, hoy no va a poder ir a declarar, tendrá que quedarse detenido un día más e ir al juzgado al día siguiente. Dentro de 48 ó 72 horas.

Su aviso, ultimátum, finalizó la conversación entre cliente y abogada, informando ella a Mario:

- Solo responde a mis preguntas, está en tu derecho a no declarar en tu contra.

Todas las prisas, para qué, no le llevaron al juzgado, sino fué trasladado a otra comisaría, a otro calabozo. En varios furgones iban los detenidos sin hablar esposados de dos en dos, para que no pudieran salir huyendo en un despiste. Otra vez la adrenalina policial, conduciendo a toda velocidad para entretenimiento de los agentes; "la ciudad es nuestra".

En el siguiente calabozo, muchos policías pocos detenidos y a esperar otra vez para ir al juzgado.

Este calabozo de Moratalaz, es un supercalabozo, como una mini prisión, disfrazada de calabozos centrales de Madrid. Cuenta con varias plantas y muchos calabozos.

Nadie habla, nadie cuenta porque está ahí, solo se mira hacia abajo y a convertirse en un pelele de los agentes.

Pasado un buen rato, otro traslado, el circo de los furgones y coches patrulla, esta vez con choque dentro de parking, entre el furgón de detenidos y un coche patrulla aparacado, menos mal que el fuergón era viejo y no importaba mucho.

Todos estos traslados de calabozos de una comisaría a otra y luego a los calabozos de juzgado se hacen por la noche de madrugada, como si intentarán que no durimieras para entregarte cansado y desvalido ante la autoridad judicial. O simplemente para que también los agentes del turno noturno estén activos por la noche y no se duerman.

Y por fin otro calabozo, este parece más serio, con puertas metálicas en lugar de rejas, con muchos más detenidos, tenían pinta de ser los calabozos del juzgado. Era la una de la tarde, y Mario intentaba conservar el humor y bromeaba:

- Si no voy a declarar hasta las dos de la tarde, me podíais haber detenido por la mañana después del café y las barritas con tomate.

En el calabozo coincidió con un irlandés, él chapurreó su inglés para romper el hielo, leído y escrito se defendía pero la conversación en inglés no era su fuerte. Siempre se consideraba duro de oreja para los idiomas.

Primero se fué el irlandés a declarar y tardó poco en volver, y tras preguntar si quedaba libre, Mario recordó la frase de la canción de Bob Marley "The sound of freedom".

Tardaron bastante en llevarle ante el juez para celebrar la vista, desde los calabozos hasta el juzgado, aún estando en el mismo edificio, había que hacer un camino muy raro, perfecto para escapadas, aunque te acompañaban tres agentes. Sótanos, pasillos, atravesar un parking, pasillos, ascensores, escaleras y por fin la sala de vistas.

Su abogada informó que el detenido solo iba a contestar a preguntas de su abogada, que se reservaba el derecho a no declarar en su contra, Mario declaró con otras palabras que la violenta y coaccionadora era la denunciante.

Que él la había denunciado antes a ella por coacciones y violencia por cambiar las llaves del piso en común y no dejar recoger enseres personales.

Él había vuelto a denunciar por coacciones y violencia por no dejarle ver a sus hijos.

Él había sido privado de libertad, encerrado por su ex mujer en el hospital con informaciones falsas y mentiras a su médico.

Él se encontraba de baja en estos precisos momentos. Por este encierro en el hospital.

El no declarar suele salir bien, le dictaminaron en libertad sin fianza, aunque había un riesgo alto hacia su ex mujer e hijos, sentenciaba provisionalmente la jueza.

No es como las películas, que si te dan la libertad sales por la puerta de las personas en libertad del juzgado. No, vuelves al calabozo y a seguir esperando. Libre pero encarcelado.

Tras una hora ó dos, y una comida de dos panecillos chiclosos y salchichón, salió del calabozo para que le dieran sus objetos personales. Revisando el acta detecta que se han equivocado con su apellido en el escrito, había que volver a hacerlo, a volver a esperar, hay que estar atento, porque si no te hacen alguna chapuza, después de todo lo que había pasado no había margen de errores, se jugaba su libertad.

Ya recuperados sus objetos y esperando el escrito corregido, ya se podía relajar y rompió a llorar, aunque estuvieran delante todos los agentes de policía.

Ahora cada vez que Mario escucha "Redemption song" de Bob Marley recuerda "The sound of freedom" se emociona e incluso dependiendo del día le saltan las lágrimas.

El "eco del trauma" se refiere a los efectos duraderos, tanto psicológicos como físicos, que un evento traumático puede tener en una persona. Estos efectos pueden manifestarse como síntomas de trastorno por estrés postraumático (TEP), así como en la vida cotidiana y en las relaciones interpersonales.