17. EL MALO - EL PERSEGUIDOR
"Todos estamos de paso, unos están a nuestro lado muchos años, otros pocos y algunos tan solo unos meses o días"
El niño interior encuentra el amor: Enamórate de ti para poder amar a los demás
La guerra había comenzado con la ruptura de la mediación amistosa del divorcio, el cruce de acusaciones, presiones, manipulaciones, coacciones, denuncias, no había hecho más que comenzar.
La acción reacción, el ataque y contraataque llenaba de dolor la separación de Alicia y Mario. El conflicto mantenía un vínculo tóxico.
I hate you, then I love you.
Mario había intentado mantener la distancia cuando se fue de casa, distancia emocional para evitar el control por parte de Alicia. El primer mes parecía funcionar, aunque a Alicia le hervía la sangre porque quería un divorcio Disney y seguir controlando a Mario.
Al principio funcionó la distancia, él no era consciente que le estaban metiendo en un triángulo para hacerle sentir culpable y cediera a las peticiones de Alicia, sobre las condiciones del convenio regulador de custodia compartida y sobre todo del precio del piso. La estafa.
Alicia era la VÍCTIMA, su madre la SALVADORA, y Mario el PERSEGUIDOR.
Su madre era muy mayor para luchar y ser la salvadora y protectora. Rápidamente apareció su hermana mayor, su otra madre mucho más mayor que Alicia.
Mario intentaba ser distante y frío, pero las arpías sabían dónde le dolía.
Su hermana en seguida empezó a atacarme con un asunto doloroso de Mario:
- Que sepas que tu hermana se murió por culpa de la mierda de tu familia. Le gritaba ella por teléfono.
Lo consiguieron, Mario contraatacó y entró en la guerra y en el triángulo.
Lo que nos mantiene enganchados en un triángulo son las emociones de culpa, vergüenza, celos, orgullo, poder, control, miedo, etc.
Los triángulos pueden ser funcionales y disfuncionales. Los disfuncionales son para evitar la cercanía y la intimidad en la pareja.
Alicia tenía tiempo independencia y libertad, había participado en varios foros, asociaciones relacionadas con la discapacidad de su hijo, en el que las madres y algunos padres habían hecho como una psicoterapia al compartir la misma vivencia. Formándose pequeños triángulos funcionales.
Luego tenía otro disfuncional con su hermana, siempre que iba a terapia en lugar de hablar de ella, acababa hablando de su hermana sobreprotectora. Cuando volvía del trabajo llamaba a su hermana, en lugar de a su marido, comentando los sucesos del día. Poco a poco se fue eliminando la intimidad y cercanía entre Alicia y Mario. Ella poco a poco iba cogiendo el modelo de su madre y su hermana:
- Tenéis que compraros un piso, no es bueno vivir de alquiler. Le decía su hermana.
- ¿Por qué no bautizáis al niño?.
- ¿Por qué no os casáis? Eso de la pareja de hecho.
Volviendo a la guerra del divorcio, ya conseguido que él entrara a saco, llegó el remate final.
Mario que se había convertido en un padre proveedor y en cuidador de sus hijos, era ahí dónde más daño le podían hacer para doblegar su voluntad y que cediera a las condiciones del divorcio que ella quería. Ella se nombró jueza, fiscal, médico y decidió de forma unilateral que no podría ver a sus hijos hasta que un juez dijera lo contrario. Y remataron a Mario.
Tras privarle cinco días de libertad.
Tras no dejarle coger sus enseres del piso.
Tras meterlo en los calabozos.
Tras quitarle el tiempo con sus hijos.
Tras conseguir un orden de alejamiento y no comunicación con ellos.
Habían conseguido que ya no tuviera custodia compartida y ni siquiera poder ver a sus hijos.
Tras mucha oscuridad y muchos enfados se dio cuenta de la estratégia, las cosas de juzgados van despacio y no le quedó más que aceptar que se había terminado su etapa de cuidador, iba a tardar años en estar con sus hijos.
Todos estamos de paso.
A Mario le costó mucho tiempo darse cuenta que le tocaba ser percibido como EL MALO para lograr salir del triángulo. La distancia emocional no era posible, Alicia era capaz de hacer saltar los resortes de Mario fácilmente, veinte años no son nada.
No le iban a dejar de lanzar balas y cañonazos, la guerra iba a ser una constante. No iba a conseguir que le dejaran en paz vivir su vida, le iban a estar reclamando y acusando.
Dejame Vivir
La aceptación y que los demás le percibieran como el malo parecía la única salida.
Sí que había más salidas La distancia emocional es la mejor forma de salir de un triángulo, pero no es fácil. La clave está en la conciencia y el trabajo personal.
Cuando seremos conscientes de que no podemos cambiar a los demás, pero sí mejorar nuestra relación con nosotros mismos.