23. LA DIOSA MAYA - LA ENERGÍA Y EL AMOR

"Borrame la memoria de mis heridas"

Yo desencantado dispuesto a irme a la faena si nadie me daba amor esa noche.

Y llegaste tú y me cantaste una canción.

¿Cómo podías saber tú que tengo dos debilidades?

La música y la belleza.

Tu guasa y alegría me dió el coraje y la ilusión de intentarlo contigo.

Y valió la pena, aunque me decías que estabas peluda, jajaja

La guasa se convirtió en dulcura y ternura.

Y descubrí la mezcla perfecta de África, Europa y América.

Empeñada en que borrara las huellas de tu pasado no dormimos nada en toda la noche.

Teníamos más en común de lo que se podía imaginar nadie.

Dos hijos, un divorcio, los calabozos de Ciudad Lineal, los calobozos de Moratalaz, enería y pasión a raudales, una nueva juventud, espiritualidad y sobre todo ganas de darse a vivir.

Igual de intensos y cansinos.

Me encantan tus planetas y constelaciones que recorreré cada noche que te quedes conmigo.

Cada semana trato de salvar tu orquidea.

Tus presentes ocupan todo mi altar.

Tus 50 citas y agradecimientos me inspiran.

Tu espiritualidad me hace capaz de entrar en cualquier iglesia.

Tu energía positiva me lleva a que la reseca muerte no me encuentre vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Volvimos a comer con las manos, a tomar frutas tropicales, a bailar y a cantar.

Le hacemos honor a nuestros ancestros comunes, ellos en algún momento se cruzaron y conectaron, y ahora en nuestra conexión les estamos honrando.

Como Adán y Eva, como San José y la Virgen María.

Recogerte del trabajo se convirtió en un placer. Las esperas se volvieron apasionantes.

Pasear bajo la lluvia, ver brotar las flores, ver la luna llena, ver el sol salir y ponerse, ver las estrellas y los planetas.

Fuimos al origen de la vida, a la tierra de nuestros ancestros. Dónde estaban los molinos y los puentes, dónde los rios y las piedras se tiñen de color tinto. Volvimos a escuchar fandangos y alegrías. Visitamos los poblados mineros abandonados. Todo estaba verde, florido, mojado, lleno de vida.

En el oceano, el mismo mar que baña las costas de África, América y Europa. Encontramos los nombres, los recuerdos y los milagros.

Te enseñe mis rincones favoritos, mis lugares de paz y tranquilidad. Por si algún día me despisto y me pierdo. Sepas dónde me tienes que venir a buscar.

Eres un ejemplo a seguir, una fuente de inspiranción. Por ello doy gracias a la vida.

Seguiremos reescribiendo las heridas, dándole la vuelta a la tortilla. Convirtiendo el dolor en amor. Creando nuevos recuerdos dónde nuestros odiadores no tengan cabida.

Viviremos el presente, disfrutando de cada día.

Programaremos el futuro, con ilusiones, sueños y cosas bonitas.

Viviremos con ilusión, esperanza y fe perseverante.

Una esperanza capaz de llevarnos hasta el final de nuestros días con una sensación de gratitud y satisfacción con uno mismo.