4. LA EVASIÓN
"La gestión emocional mediante la evasión"
Alicia trabajaba para la familia el cascarón y los triángulos eran la orden del día trabajando con su hermano y su primo y rindiendo cuentas a sus tíos. Había vuelto a meterse en el nido protector, ello le permitía tener un buen horario, saber que no le iban a despedir nunca y protestar a su propia familia cuando se aceleraba con el estrés del trabajo.
Tenía las tardes libres y aunque alguna noche tenía alguna reunión podía recoger a sus hijos del colegio, hacer grupo con las madres y padres, participar en el AMPA, en asociaciones quejarse del sistema educativo de profesores recursos, estaba en su salsa.
Luego en casa se ponía con las redes sociales y los juegos de móvil pero cuando llegaba la hora de la cena empezaba el circo repitiendo el modelo de su madre se pone a gritar desde un lado de la casa a hacia otra al baño que me voy a poner con la cena, ir terminando que luego se hace tarde. El rito de la exigencia y prisas había empezado nunca se consiguió cenar a la hora que tenía en mente. Luego a dormir a la pequeña cada día le tocaba uno y ya por fin una vez cada uno en su cama a ver la serie en el sofá mientras Mario la acariciaba. Cuando terminaban la serie Mario se acostaba mientras que Alicia seguía con el móvil, ella decía que seguía con los juegos, pero no se iba a la cama con Mario, esperaba ver si este se quedaba dormido y evitar que este le pidiera intimidad.
Luego apareció el vino blanco en la cena durante la serie antes de irse a dormir acudía tanto al bodeguero que se atrevió a decir a Mario el bodeguero me está tirando los tejos decía Alicia, no sabemos con qué intención de si ponerles el celoso o reivindicar que le prestara más atención.
Ella seguía con su móvil y ahora con sus vinos y evitando cualquier intimidad con él, llegó el día que se dio cuenta que estaba tomando seis botellas de vino a la semana y empezó a quitarse el alcohol y adelgazó 6 kilos en muy poco tiempo. Aun así seguía visitando al bodeguero, su hermana no paraba de pedirle más vino, las cajas eran una constante cada semana como si en estos lugares no hubiera bodegas en cada esquina.
Más tarde volvió el tabaco pero no los cigarrillos los puritos sacando su lado más masculino cada purito duraba media hora mientras seguía con el móvil. Él no le decía nada la consideraba una adulta y era ella misma la que tendría que tomar las riendas de su vida y saber el porqué de tantas adicciones.
Él sí le lanzaba chascarrillos sobre el móvil, eĺ se había quitado los videojuegos de adolescente y como trabajaba con pantallas las trataba de limitar todo lo que buenamente podía, pero sobre todo para que ella disfrutara de sus hijos mientras. La psicóloga de ella no veía problemas con esas adiciones lo importante era dividirse las tareas del hogar y hacer planes para la pareja a solas algún día del fin de semana.
Él empezó a sospechar que Alicia no iba a ninguna terapia, no era normal que no le contara nada de lo que habían hablado o intentar poner en práctica los consejos que le daba. Ella estaba en modo huída y cualquier pregunta de que había trabajado en la terapia era un silencio sepulcral.
Alicia en verdad se iba a ver a su bodeguero, se tomaban los vinos a escondidas con su amante y luego volvía a casa sin hablar y a seguir con su móvil, se había formado otro triángulo la intimidad que evitaba con él ahora la tenía fuera de casa.