La rosa del Opus - primera parte - v0

LA ROSA DEL OPUS I

El divorcio en España en tiempos de la ley de violencia de género

PRIMERA PARTE

BÚSCATE A OTRA

2024

 

v0 manuscrito original sin correcciones

 

Índice de relatos

 

1. MENOS NOVENAS Y MAL FARIO

 

2. LA ROSA DEL OPUS

 

3. CÓMO CARGARTE A TU MARIDO

 

4. LA EVASIÓN

 

5. ACREEDORES DE AMOR

 

6. BÚSCATE A OTRA

 

7. LA BODA DE SU HERMANA

 

8. NO ME ERES SUFICIENTE

 

9. LA CARTA DE DESPEDIDA

 

10. LA MEDIACIÓN

 

11. AL AMOR

 

12. CINCO DÍAS EN LA CÁRCEL - 1ª DETENCIÓN

 

13. LOS CALABOZOS – 2ª DETENCIÓN

 

14. LLORAR

 

15. EL MALO - EL PERSEGUIDOR

 

16. BAILANDO BAJO LA TORMENTA

 

 

DEDICATORIAS

 

PARA PATI

Bestia de la alegría y la tristeza, robándote tres veces el hijo que la vida no te quiso dar.

Niña herida que tus padres no supieron cuidar, cortando las alas, menos mal que supiste escapar.

Géneros, divertida, juguetona que no parabas de dar.

A su vez furiosa, enfadica, ácida pero sabías perdonar y olvidar.

Metomentodo y cansina que al final me hiciste llorar.

En qué hora volviste de vuelta al hogar si lo tuyo era volar.

Yo sabía en mi propia piel por lo que cada otoño tenías que pasar.

Te contaba el truco de que solo había que esperar.

Cien lágrimas he derramado para escribirte este hablar.

Por qué no te quedaste unos días más.

 

PARA ADELA

Gracias por darme tus vitaminas, tu energía y escucha. Gracias por ser tan paciente conmigo. Gracias por sacarme de ser un abuelito. Gracias por enseñarme de que si hay mujeres tiernas y cariñosas. Gracias por haberme dejado entrar en tu vida.

 

 

PREFACIO

Esta serie de microrelatos intenta contar una historia completa cuando se lean todos juntos. Los debería ampliar y contar más detalles y fueran una novela curiosa para el lector. Pero soy tan solo un aprendiz que quería contar unos sucesos, anécdotas de la vida, y me han salido así, debería hacerles más revisiones y mejorarlos, pero me ha sobrepasado el punto de vista del personaje y no quiero seguir con la misma óptica por el momento.

 

Todos los personajes de estos relatos son inventados. Las situaciones, lugares, diálogos son fruto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.

 

En estas breves historias sitúo a los personajes principales al revés que los clichés. La mujer es la agresiva y el hombre la víctima, cosas que tal vez en los tiempos que vivimos no agrade a muchas lectoras, pero había que contar la historia por fin desde el otro lado.

 

 

BASKET CASE

Do you have the time

To listen to me whine

About nothing and everything

All at once

I am one of those

Melodramatic fools

Neurotic to the bone

No doubt about it

 

Sometimes I give myself the creeps

Sometimes my mind plays tricks on me

It all keeps adding up

I think I'm cracking up

Am I just paranoid

Or I'm just stoned?

 

I went to a shrink

To analyze my dreams

She says it's lack of sex

That's bringing me down

I went to a whore

She said my life's a bore

So quit my whining cause

It's bringing her down

 

Sometimes I give myself the creeps

Sometimes my mind plays tricks on me

It all keeps adding up

I think I'm cracking up

Am I just paranoid?

 

Grasping to control

So I better hold on

 

Sometimes I give myself the creeps

Sometimes my mind plays tricks on me

It all keeps adding up

I think I'm cracking up

Am I just paranoid

Or I'm just stoned?

 

Green Day - Basket case

 

 

1. MENOS NOVENAS Y MAL FARIO

 

Los ultra católicos, no son verdaderos cristianos, son mesiánicos sólo para unos pocos”

 

La familia de Alicia era bastante conservadora, seguían anclados en la vieja moral y adoctrinamiento de la dictadura. Ya estábamos en el siglo XXI pero a ellos les había ido bien en aquella época y seguían fieles a esos valores.

 

Alicia era la díscola de la familia, la única que intentaba ser progresista y tenía otros valores.

 

Parte de la familia era miembro de la secta del opus, otros de los kikos y otros más extremistas de los legionarios de Cristo.

 

En algunas tardes no sé cómo al charlar salían frases del estilo "de que con Franco se vivía mejor" al final estaba ya hecho el lío, la discusión, el jaleo. Y se terminaba con

- Ya hemos dicho que de política o religión no se puede hablar. Decía la madre de Alicia, cómo advertencia para que no volviera a suceder, censurando como el los tiempos de la dictadura.

 

Luego estaba la doble moral, la tita Conchi, soltera, amante de su jefe de toda la vida, que seguía soltera y que llevaba anunciando desde hacía 50 años:

- Luis va a dejar a su mujer y se va a casar conmigo. Ella vivía su ilusión, su justificación de que su amor se iba a formalizar por fin.

También contaba cómo seguir siendo católica prácticamente aún viviendo en pecado siendo la querida de un hombre casado.

Alguien le había contado que podían ir a una iglesia dónde no les conocieran, recibir misa y comulgar. Autoengaño para fingir que eran un matrimonio casado.

 

Una tarde de verano de sobremesa en el jardín, contaba a sus hermanas y sobrinas:

- ¿Cómo va a ser delito rezar el rosario en la calle?

Mario se sorprendió de la historia, resultaba que la tita se dedicaba a manifestarse delante de una clínica abortiva rezando el rosario a cada mujer que entrará, como si ellas ya no hubieran pasado por varios procesos, entrevistas, psicólogos.

Él le comentó que si que era delito, era acoso y que eso que hacían era perseguir a las más vulnerables y se montó el lío.

Alicia reprendía a Mario:

- No puedes decir nada a mí familia. Alicia

- Pero si eso que hacen es ilegal, si ella es la primera, menudo doble rasero. Mario

- No puedes decir nada a mí madre, ni a mis tías, ni a mis hermanas. Alicia 

- Pues si me tocan las narices, me voy a defender o mandarlas a la mierda. Dijo Mario enfadado.

 

Otra historia que se repetía era la de la novena, contaban cada año, como lograron mediante una novena, librarse de la primera mujer del marido de la hermana de Alicia.

La novena es una práctica de rezos durante nueve días para pedir una determinada intención.

 

El control, manipulación estaba al orden del día. Las vacaciones se convertían en un revivir los tiempos pasados, la suegra se elevaba y volvía a llevar las riendas de la casa. La hermana no paraba de cocinar, hablar, contando las mismas historias hasta que se convertían en verdad.

 

Ellas se denominan gallinas, y ahí se encontraba Mario con la suegra 1, la suegra 2, la tita, las hermanas. Volvían a los años 70, Alicia era la encargada de hacer los recados porque conducía y así lograba escaparse un poco, pero estaba dentro del redil.

 

Mario, que era el único hombre, le tocaba el rol de manitas, jardinero, barbacoas.

 

Alicia terminaba enfadada cada año, y decía que no volvía a repetir vacaciones con ellas.

 

Pero las tornas fueron cambiando, Alicia durante las vacaciones se volvía a la ciudad cada semana y hacía noche fuera. Luego regresaba al día siguiente.

 

Mario sospechaba sobre esas escapadas pero le daba libertad.

 

Las gallinas encontraron los resortes de Mario y ya no era Alicia quien discutía con su madre y su hermana, era Mario el que entraba a la discusión, empezaron a conocer los dejes de él.

 

Mario empezó a plantear que no podían pasar todo el mes jugando a las casitas, que podrían turnar semanas de vacaciones solos con alguna semana con la familia.

 

Alicia decía que eso era lo que quería, que le gustaba y que su madre desde el infarto había que disfrutarla y darle esos veranos.

 

Ya llevaban 10 años con la historia de que a la abuela le quedaba poco tiempo, pero tenía pinta que con el marcapasos nos iba a enterrar a todos.

 

Pero el año del "buscate a otra" cambió todo, Mario ya no cedía ni se anulaba, y entonces Alicia le dejó sin verano con su familia, luego sin navidades con su familia y finalmente sin celebraciones con su familia.

 

Mario no tragaba con lo de que las abuelas y las tías están para malcriar.

Los padres sacando de la cama a los niños para que las abuelas y las tías se los metieran otra vez con ellas. El hecho de consentir tanto provocaba que los hijos luego no entendieran un no de los padres.

 

Los veranos eran un horror todo el día encerrados en la casa y el jardín, hasta que aparecía el tío a proponer un paseo y salir del encierro. Muchas de ellas no venían y se quedaban en la casa porque había que organizar cosas para mañana.

 

Las gallinas pasaron un día a convertirse en arpías para Mario, no podía más con el control y manipulación que ejercían sobre las demás.

Ellas no cortas ni perezosas pasaron a la acción:

- El arte de doblarte sin llegar a partirte, decían las muy arpías

 

Las indirectas empezaron a ser el pan nuestro de cada día, llévate estas cosas tuyas que ocupan en el garaje. 

 

Alicia se posicionó, elegía a su familia como es normal, ya no necesitaba a Mario, ya tenía dos hijos, el piso, la salvadora de su hermana, su amante.

 

Mario tenía los días contados.

 

Meses antes de pedir el divorcio, empezó a prepararlo con la psicóloga que era para la terapia de pareja. Luego intentó conseguir informes de Mario pero su médico se los negó.

 

Finalmente tras amenazarle con echarle de casa, eligió el día del cumpleaños de su hijo para pedirle el divorcio.

- Mira bonito te he aguantado estos 14 años por nuestro hijo.

Mario hizo las maletas con lo más importante para una semana y encontró paz por un tiempo.

 

Las arpías empezaron con las novenas, primero consiguieron que se le rompiera un músculo de la pierna derecha. Pero Mario siguió y montó una casa para él y sus hijos. Luego hicieron otra novena y provocaron esta vez un esguince en el pie izquierdo, pero Mario siguió, ya no se manejaba por la culpa no por el miedo ni por el castigo, pero si se alimentaba del enfado, destruyéndose así mismo.

 

Las palabras de la hermana de Alicia respecto la muerte de la hermana de Mario:

- Que sepas que tú hermana murió por la mierda de tu familia. Esputó la arpía.

 

Mario entró en ira y no pudo contener llamarla "hija de puta"

 

La suegra 2 había conseguido darle donde más le podía doler y Mario perdió el control.

 

Habían conseguido que entrara en la guerra en el cruce de acusaciones, en el ataque contraataque, acción reacción.

 

 

2. LA ROSA DEL OPUS

La doble moral, la hipocresía vestida de pijipi”

 

Alicia era la progresista de una familia conservadora de derechas. Su momento álgido de discusión fue cuando se unió a la manifestación del "NO A LA GUERRA DE IRAK". Los americanos, británicos, con la foto de las Azores, invadieron Irak con la excusa de unas armas de destrucción masiva que a día de hoy siguen sin aparecer.

 

Con la discapacidad de su hijo se volvió aún más reticente a la gestión conservadora de lo público, a base de tratar con ellos y ver la falta de recursos que ponían en la enseñanza y sanidad pública.

 

La asociación donde colaboraba se reunía con los gestores conservadores, coordinadores e incluso subsecretarios de la administración. Ella se quejaba y luego se resignaba cuando en cada reunión los puestos políticos se iban pasando la pelota de una administración a otra, exculpándose de la responsabilidad de los problemas detectados.

 

También se sentía feminista en este mundo de hombres, defensora de la sanidad y educación pública, más tarde también con los indignados del 15M "no hay pan pa tanto chorizo.

 

Ella era una persona con conciencia social aunque hubiera sido criada en una familia fascista y ultracatólica.

 

Lo que tardó mucho en descubrir Mario era su doble rasero, a lo que se dedicaba en el trabajo, hasta que él mismo lo padeció en sus carnes.

 

Alicia se dedicaba a la gestión inmobiliaria de una sociedad inversora de propiedades que pertenecía a su familia.

 

Él no entendía por qué tenía que ir tantas veces a gestionar asuntos en la casa de los inquilinos y entrar en sus casas durante la mañana mientras trabajaban. Él como inquilino solo veía a su casero cuando comenzaba el contrato y cuando finalizaba, casi nunca aparecía el arrendador por la casa, simplemente ante alguna incidencia, llamaba, informaba, la solucionaba y le pasaba la factura al casero.

 

Ella se pasaba todas la mañanas en uno de los bloques de la avenida Principal dónde arrendaban siete pisos. Tenía que ir casi todos los días por incidencias de tipo atasco en lavabo, caldera sin presión, aire que no enfría. Para otras pequeñas reparaciones contaba con un chapuzas que le ayudaba, un hombre mayor que superaba los 70 años.

 

Había formado un triángulo con este, ella casi le consideraba como un padre, por la edad, pero sobre por el trato que tenía este con ella, por fin tenía el modelo que inconscientemente buscaba, un padre salvador, que la escuchaba, la dejaba quejarse, le podía contar sus penas y que al final la consolaba.

Su relación era más que laboral, cuando este enfermaba ella iba corriendo al hospital e informaba a sus allegados. Poco a poco le fué metiendo ella en su familia, primero con las reparaciones de la sociedad, luego reparaciones para su tía que se dedicaba a lo mismo, luego reparaciones por su madre y su hermana. Por fin tenía el modelo de hombre que buscaba y su familia estaba encantada de tener un manitas, aunque le tuvieran que pagar. Hasta tal punto era la dependencia, que le habían facilitado hasta un piso de la familia para que tuviera donde quedarse a vivir, le daba trabajo, había entrado en la familia de lleno.

 

Mario al contrario tenía sus propios trabajos y era independiente a la familia de Alicia, no intentaba ganarse a nadie, y se mantenía en sus valores y convicciones, o al menos eso creía él.

 

Ella estaba encantada con la relación con el chapuzas, estaba repitiéndo el modelo de su hermana, que se había casado con un hombre divorciado 25 años mayor que había conocido en el trabajo, Alicia iba por el mismo camino.

 

Alicia le decía a Mario:

- Pues no veas como de cachas está para su edad.

No sabemos si para ponerle celoso, o para que se pusiese en forma otra vez él.

¿Pero cómo podía saber si estaba cachas? Acaso le había visto desnudo.

 

El caso es que durante la separación y en plena guerra de ataques y contraataques, ella cambió la cerradura de la casa que tenía en común con Mario, y él no pudo recoger enseres, se había marchado de casa con las cosas para una sola semana.

 

Además del triángulo con el chapuzas, se descubrió el pastel. Ella iba de progre de izquierdas, pero luego en el trabajo, como si los negocios lo justificaran todo, se dedicaba a cortar el agua y cambiar cerraduras a los inquilinos que se retrasaban en el pago, técnicas fascistas de la época de la dictadura, consejos y recomendaciones que le indicaba su familia.

 

Entraba a los pisos mientras los inquilinos estaban en el trabajo, a tomar lecturas de los consumos de agua, electricidad, gas y evaluar el estado de los pisos, para que no le dejaran ningún pufo al finalizar el contrato. Pero esas prácticas eran ilegales e incluso penadas según el código penal.

 

Al final la distancia era cada vez mayor entre Alicia y Mario, y los triángulos y modelos que buscaba ella eran totalmente disfuncionales.

 

 

3. CÓMO CARGARTE A TU MARIDO

Dame veneno que quiero morir, que prefiero la muerte antes que vivir contigo, dame veneno”

 

Los hombres son predecibles juegan sus cartas de forma muy directa y se les ve clara las intenciones se les ve venir de lejos, por el contrario las mujeres quieren modelos de hombres que todavía no existen pero ciertas cosas reivindican el modelo del hombre clásico, es él quien tiene que llamar,  el que tiene que cortejar, el que tiene que tomar la iniciativa.

Ellas muestran la flor y a ver qué pasa.

Alicia se fijó en Mario nada más verle por su alegría y energía.

Mario se dio cuenta enseguida como Diana la estaba mostrando y vendiendo sus virtudes de guapa maja y simpática.

Iba con sus gafas redondas de Lennon y estaba bastante tímida ya que conocía a muy poca gente de las fiestas.

Al siguiente encuentro Mario se acercaba a pedirle o preguntarle cosas pero luego se iba y la dejaba a sus anchas y disfrutando de la noche.

 

Ella se mostraba tímida y callada cada vez que salía con Mario había salido de una relación larga hacía casi un año su novio se había vuelto gris se explicaba ella.

Mario no supo detectar la falta de autoestima que traía ella y tampoco hablaron mucho de sus dramas anteriores.

Se dedicaron a vivir el momento y enseguida metieron la quinta marcha y se veían todos los días.

Mario estaba en muy buena época en su fase premium como diría vivía independiente desde hacía muchos años era muy deportista y hacía grandes quedadas con los amigos y amigas callejeando toda la ciudad. 

Mario había superado la relación muy fuerte que había tenido hace dos años con convivencia y todo y estaba disfrutando de los amigos y amigas pero en la actualidad tras conocer Adela por fin se dio cuenta que en esa época que apareció Alicia había perdido a uno de los grandes amores que podía haber tenido en su vida María.

No sabe que llegó a pasar si fue que no supo acompañarla cuando tuvo que ir a planificación familiar por si se había quedado embarazada si no supo mantener el equilibrio entre estar juntos y la independencia de cada uno.

Mario está maravillado con María primero la consideraba una amiga le encantaba su inteligencia curiosidad energía y cómo se que manejada por la ciudad vieja su vitalidad su saber vivir la vida compartían gustos por la música conciertos salas vinos hasta que un día se liaron y Mario descubrió que había mucho más que amistad y se maravilló más de María.

Tal vez no era el momento de ambos, tal vez eran jóvenes independientes y querían disfrutar de la vida.

 

Volviendo a Alicia, Mario le proponía una mezcla de salidas a la naturaleza, montaña y vida bohemia en la ciudad vieja.

Alicia vivía con sus padres y hermanos todavía no había salido el cascarón pero con Mario empezó a sacar los pies del tiesto. 

Ella era los ojitos de su papá y a medida que avanzaba su relación con Mario su papá estaba más molesto y distante con ella.

Alicia empezó a crecer salió del recinto protector controlador de su familia poco a poco fue quitándose las vergüenzas cambiando de trabajo terminando su proyecto fin de carrera volviéndose más segura y fuerte

Luego llegaron los hijos y por desgracia vuelve a entrometerse la familia la suegra las tías y poco a poco se va perdiendo la vida de pareja. Ahora la crianza la lactancia el colecho, adiós a la vida sexual a la intimidad a las salidas de la pareja.

Alicia vuelve al cascarón y quiere repetir el modelo que había vivido de pequeña y con ello ahora su marido tiene que hacer el papel de hombre proveedor clásico y encerrarse en el trabajo para convertirse en proveedor.

Cuatro años de lactancia y colecho con el primer hijo, otros tres años de lactancia y colecho con la segunda hija, vida familiar todo el rato, vacaciones de Navidad con su familia, Semana Santa con su familia, vacaciones de verano con su familia, fines de semana comida familiar. Adiós a la pareja, su intimidad y su tiempo.

Alicia se empodera aún más muy feminista por un lado y en cambio repitiendo un modelo conservador en que las mujeres son las cuidadoras y los hombres los proveedores. La relación de pareja se convierte en noches de sofá y televisión. La intimidad de pareja solo sucede si ella marca el compás, no sabemos si cuando está ovulando o cuando ve que Mario está distante o alicaído. Cualquier intento de Mario por tener intimidad se convierte en un desprecio me buscas directamente sexualmente, no eres cariñoso conmigo. El camino delgado que ve Mario entre el cariño, el tacto y el sexo como lenguaje de amor para Alicia es un muro no tiene nada que ver el cariño con la pasión. Entonces llegó el día de "búscate a otra, no te voy a dar sexo nunca más" con la que a Mario le estaba arrebatando su lenguaje de amor. 

Horas de caricias viendo la televisión que Alicia interpretaba como el cariño que le daba a su padre. Alicia castigó a Mario un año sin sexo cada vez que le proponía intimidad ella lo veía como un mandril. Hasta que un día Mario le propuso el dilema.

El no era un monje budista, que si ya no quería tener ningún tipo de sexualidad con él, él no tenía porqué seguir siendo fiel. Entonces proponía buscar una solución francesa, que cada uno se buscara una amante. Cosa que sospechaba Mario que ella había hecho ya en varias ocasiones. Alicia lo consideró una falta de respeto, que como le podía proponer algo así, el enfado de ella fue como si Mario le hubiese dado una bofetada.

Él empezó a buscar ideas creativas para solucionar sus necesidades y no se iba a dejar acogotar por ella.

Alicia ya no sabía cómo tenerlo controlado solo le quedaba echarle de casa. La primera vez que el hecho de casa Mario hizo las maletas pero luego reculó y habló con ella. La segunda vez que le invitó a irse ya le había castigado sin vacaciones con su familia él hizo un mea culpa para arreglarlo ella en lugar de abrirse y hacer también su mea culpa hizo leña del árbol caído.

 

La tercera vez que le echó de casa, pidiéndole el divorcio muy segura, él preparó algunas cosas y se fue para no volver.

 

 

4. LA EVASIÓN

La gestión emocional mediante la evasión”

 

Alicia trabajaba para la familia el cascarón y los triángulos eran la orden del día trabajando con su hermano y su primo y rindiendo cuentas a sus tíos. Había vuelto a meterse en el nido protector, ello le permitía tener un buen horario, saber que no le iban a despedir nunca y protestar a su propia familia cuando se aceleraba con el estrés del trabajo. 

Tenía las tardes libres y aunque alguna noche tenía alguna reunión podía recoger a sus hijos del colegio, hacer grupo con las madres y padres, participar en el AMPA, en asociaciones quejarse del sistema educativo de profesores recursos, estaba en su salsa. 

Luego en casa se ponía con las redes sociales y los juegos de móvil pero cuando llegaba la hora de la cena empezaba el circo repitiendo el modelo de su madre se pone a gritar desde un lado de la casa a hacia otra al baño que me voy a poner con la cena, ir terminando que luego se hace tarde. El rito de la exigencia y prisas había empezado nunca se consiguió cenar a la hora que tenía en mente. Luego a dormir a la pequeña cada día le tocaba uno y ya por fin una vez cada uno en su cama a ver la serie en el sofá mientras Mario la acariciaba. Cuando terminaban la serie Mario se acostaba mientras que Alicia seguía con el móvil, ella decía que seguía con los juegos, pero no se iba a la cama con Mario, esperaba ver si este se quedaba dormido y evitar que este le pidiera intimidad. 

Luego apareció el vino blanco en la cena durante la serie antes de irse a dormir acudía tanto al bodeguero que se atrevió a decir a Mario el bodeguero me está tirando los tejos decía Alicia, no sabemos con qué intención de si ponerles el celoso o reivindicar que le prestara más atención.

Ella seguía con su móvil y ahora con sus vinos y evitando cualquier intimidad con él, llegó el día que se dio cuenta que estaba tomando seis botellas de vino a la semana y empezó a quitarse el alcohol y adelgazó 6 kilos en muy poco tiempo. Aun así seguía visitando al bodeguero, su hermana no paraba de pedirle más vino, las cajas eran una constante cada semana como si en estos lugares no hubiera bodegas en cada esquina.

Más tarde volvió el tabaco pero no los cigarrillos los puritos sacando su lado más masculino cada purito duraba media hora mientras seguía con el móvil. Él no le decía nada la consideraba una adulta y era ella misma la que tendría que tomar las riendas de su vida y saber el porqué de tantas adicciones.

Él sí le lanzaba chascarrillos sobre el móvil, eĺ se había quitado los videojuegos de adolescente y como trabajaba con pantallas las trataba de limitar todo lo que buenamente podía, pero sobre todo para que ella disfrutara de sus hijos mientras. La psicóloga de ella no veía problemas con esas adiciones lo importante era dividirse las tareas del hogar y hacer planes para la pareja a solas algún día del fin de semana.

Él empezó a sospechar que Alicia no iba a ninguna terapia, no era normal que no le contara nada de lo que habían hablado o intentar poner en práctica los consejos que le daba. Ella estaba en modo huída y cualquier pregunta de que había trabajado en la terapia era un silencio sepulcral.

Alicia en verdad se iba a ver a su bodeguero, se tomaban los vinos a escondidas con su amante y luego volvía a casa sin hablar y a seguir con su móvil, se había formado otro triángulo la intimidad que evitaba con él ahora la tenía fuera de casa.

 

 

5. ACREEDORES DE AMOR

"Dar amor sin esperar nada a cambio, aunque medir el dar sin recibir porque hay personas que lo dan por hecho y creen que se lo debemos."

 

Mario había hecho terapia durante varios años y el psicólogo le acabó recomendando que se separara de su mujer, por los constantes mensajes de "tú no le vales".

 

Corría el año 2015 quería que él fuera como los maridos de sus amigas que les enviaran fotos de los hijos dormidos mientras ellas estaban de cena y de fiesta no sé cómo no se daban cuenta de lo controladoras que podían llegar a ser.

 

Él en lugar de dejar a su mujer dejó a su terapeuta, gracias a ello nació Sara dos años más tarde. 

Sara podía cerrar las heridas de la crianza de Mauro, la herida de criar a un niño con discapacidad pero eso es otra historia.

 

El amor es aceptar perdonar el pasado, no temer el futuro vivir el aquí y el ahora, "cuándo seremos conscientes de que no podemos cambiar a los demás pero si mejorarnos a nosotros mismos". Alicia intentaba cambiar a Mario que se convirtiera en el modelo que había vivido de pequeña con su padre que fuera el marido que ella creía ver en los esposos de sus amigas; atentos, detallistas, cariñosos pero ella no veía lo que sucedía entre bambalinas en las casas de sus amigas.

 

Alicia reivindicaba y trataba de conseguir cariño a través de la protesta de que ella le daría cariño cuando él empezara a ser cariñoso no entendía que si ella fuera amorosa, en lugar de gritar y criticar, a él no le costaría nada acercarse a ella y ser cariñoso.

Cuando él estaba bajo de ánimo ella se encontraba mejor la necesidad de él de atención y cuidados por parte de ella hacía que ella se sintiera bien. Él se mostraba más meloso y se acercaba más a ella para conseguir cariño, estas acciones le encantaban a ella y le preguntaba por qué no era así todo el rato y solo cuando estaba alicaído.

Muy al contrario que ella que para tener cariño se ponía echar la bronca porque hay que poner el lavaplatos tender la ropa los baños de los niños sacar la cena la polca de la protesta crea un bucle estable en el que ambos se retroalimentan uno de los dos se acerca con talante agresivo y el otro retrocede y vuelta a empezar la finalidad de la polka es hacer reaccionar al otro y conseguir una respuesta que nos devuelva la conexión y nos tranquilice. 

La polca de la protesta es más sutil que la que quien tiene la culpa ataque ataque uno de los dos exige se queja de forma activa por la falta de conexión el otro se aleja protestando pasivamente por la crítica implícita.

Así pudieron vivir muchos años enganchados a este diálogo maldito, menuda forma más retorcida de conseguir cariño pero atrapados en este bucle el vínculo se mantenía había un proyecto familiar y la crianza de los hijos.

Hasta el día del "buscate otra, no te voy a dar sexo nunca más" con ello él cambió el conflicto primero al quien tiene la culpa ataque mutuo de acusaciones e incriminaciones que tienen por finalidad la autoprotección. 

Él no entendía porque tenía pequeñas depresiones todos los años esto no era normal, él lo llamaba bajones; su falta de asertividad y manejarse pasivamente, cediendo todo el rato es un camino seguro a la depresión, ser demasiado bueno por coger los asuntos de otros y olvidarse de uno mismo, bajón seguro.

Cuando él se atendía a sí mismo y sus asuntos, ella le llamaba egoísta, no entendía que para dar a los demás, hay que darse primero a uno mismo.

Las crisis de pareja se habían venido dando cada cierto tiempo, se habían ido más o menos lidiando pero sin llegar a acuerdos y compromisos.

Pero esta vez fue diferente, él ya no iba a encerrarse en el trabajo y en la crianza de los hijos para evadirse de la falta de amor.

Ella le controlaba, le manipulaba y él ya no estaba dispuesto a esos tejemanejes. Ya le avisaban por las calles en los bares que su mujer le engañaba incluso en una cena antes de la boda que su hermana en un lugar donde no le conocían la cámara le decía al oído "tu mujer te engaña".

Ella se había quitado el anillo de casada hacía muchos años, solía salir con sus amigas de vez en cuando, tenía tiempo, libertad, buen horario y profesión perfecta para la infidelidad, agente inmobiliaria con innumerables pisos a su disposición para dar rienda suelta a su pasión.

Él se planteó que querían en esta etapa de la vida, los hijos empezaban a ser autosuficientes, el trabajo era sólo un medio para conseguir otras cosas. Lo importante era el camino y la compañía quería estar con una persona tierna, cariñosa y apasionada.

Él sabía que no podía quererla a ella por lo que pudiera llegar a ser si le hicieran unos cambios, tenía que aceptarla tal y cual era. Pero sabía que había necesidades básicas que no iba a conseguir con ella y otras que le hacían mucho daño.

Los consejos de los demás pueden ser bien intencionados, al final son nuestras decisiones y acciones. Le decían a Mario ante la crisis de pareja "ahora te toca ser padre", otros le decían "que intentara hacer todo lo que fuera posible antes de la separación" modelos obsoletos y anticuados.

Todo el mundo tiene una opinión y consejos sobre tus asuntos pero la gran mayoría de las veces solo necesitas ser escuchado y desahogarse.

El conflicto volvió a cambiar al detente y huye empezaron las terapias de pareja ella no sabía qué hacer con ese nuevo Mario que ya no era pasivo y no cedía sólo le quedaba echarle de casa de vez en cuando, para manipularlo con el miedo al abandono, impedir que fuera a las vacaciones y reuniones con su familia como castigo.

Él por el contrario ya no se iba a anular, no tenía miedo al abandono, lo único que le retenía al lado de ella era cuidar y disfrutar de sus hijos y no dejaré la silla vacía.

Alicia y Mario pasaron por varios terapeutas de pareja la primera psicóloga se posicionó del lado de Alicia ya que la veía con más sufrimiento y al final se acabó convirtiendo en una terapia individual para preparar el futuro divorcio.

Él buscó otro terapeuta en el que estuvieran los dos juntos a las sesiones y exponer cada uno sus necesidades y buscar acuerdos conciliación trabajando con ternura y compasión no como con la primera terapeuta que cada uno iba solo cada vez.

A ella le rechinaba este terapeuta nuevo, no sé si por ser hombre o por sus mensajes de dar y confiar. 

Él por el contrario aprovechó cada consejo libro de lectura que le recomendaba y empezó un viaje de crecimiento personal por fin podía poner palabras a lo que sentía, otro tipo de relación era posible y sabía que no podía cambiar Alicia solo podía aceptarla tal cual es. 

En los paseos de camino al trabajo o de regreso le invadía la tristeza de lo que estaba ocurriendo, se le mojaba la mirada, pero él no sabía llorar solo seguir adelante.

Cada vez que pensaba en el fin de la relación se le quitaba la tristeza y obtenía paz, conectar con su interior a veces es complicado si te debates entre lo racional y lo emocional lo socialmente correcto y lo que te hace sentir bien. El dilema entre divorcio y no dejar así la vacía era constante. Craso error por parte de él que decide no dejar la silla vacía olvidándose de sí mismo y ser demasiado bobo y ocuparse de los asuntos de los demás antes que de los suyos eso es un camino seguro a la depresión.

No dejar la silla vacía parecía una acción generosa que contribuía a la vida de los demás pero iba a seguir atrapado en las exigencias y manipulaciones de ella. 

Ella no entendía a este nuevo Mario, para ella estaba en la crisis de los cincuenta o en depresiones desde hacía más de un año.

Ella no lograba que cediera y se doblega su voluntad, sus continuos mensajes de no confío en ti no eres capaz no me vales no me eres suficiente, llegaban a poner triste a Mario pero no le llegaban a hundir, este le pedía más información y ejemplos ella se desesperaba y huía.

Así cambió la discusión a otro tipo de bucle detente y huye ya no era la protesta ni tampoco quien tiene la culpa solo era un silencio entre ambos situados en autodefensa y negación instalados en autoprotección para minimizar los daños. 

Aquel que tiende a presionar y criticar en la polca de la protesta renuncia a llamar atención de su pareja y guarda silencio si la dinámica sigue su curso el miembro agresivo llorará la pérdida y la otra persona se desvincula y se irá.

El 30 de abril ella le pidió el divorcio, no sé si quería lanzar un mensaje subliminal porque justo eligió la fecha del cumpleaños de su hijo mayor como tratando de decirle te he aguantado aquí durante 14 años por nuestro hijo. Él le preguntó si estaba segura de esa decisión, ella respondía que sí y que si ella había evaluado las consecuencias sobre los cuatro y ella volvía a repetir que sí.

Así empezó la separación de Mario y Alicia.

 

 

6. BÚSCATE A OTRA

"El comienzo del fin"

El fin comenzó una mañana con los gritos de su mujer "Buscaté a otra, no te voy a dar sexo nunca más" Mario la miró, no supo que contestar, pero tenía que irse a trabajar y se marchó en silencio muy alterado. Su pasividad no arreglaba nada pero evitaba sacar su mala leche.

 

Al final no sacar su agresividad, ni asertividad, se convertía en un resentimiento que salía con pequeños sarcasmos más tarde, comentarios ácidos, irónicos, medio en broma, medio en serio.

 

Mario inconscientemente pensaba que no ponerse al nivel de su mujer Alicia, evitaba que se agravarán las cosas, este modelo que había aprendido de chico cuando el maltratador de su padre se ponía a gritar durante horas en casa, sin que nadie hiciera absolutamente nada. En su interior creía que era una forma de no repetir ese modelo, aunque sí lo estaba haciendo, repetía el modelo de su madre, la pasividad.

 

La realidad era que el resentimiento se iba acumulando hasta que después de tanto aguante acaba saliendo con “Váyase usted a la mierda, gilipollas” , un Fernando Fernan Gómez en toda regla.

 

Aprender a usar la asertividad requiere mucha práctica pero sobre todo que Alicia le dejara terminar alguna frase, alguna vez "Ya sé lo que vas a decir".

 

Alicia era bastante quejica y gritona, desde  pequeña la llamaban "rata rabiosa chica y fea" pero fuera de casa era social, amable y maja con la gente, vivía hacia el exterior, mirándose a través de los demás.

 

Era simpática y sociable con las personas. Hacía favores a los demás, se metía en causas perdidas, decía las verdades como puños. Participaba en los corros, grupos y asociaciones que iban surgiendo en su vida. Admiraba la inteligencia

 

El modelo que había aprendido de pequeña lo repetía una y otra vez, como si fuéramos capaces de retener el tiempo y vivir el día de la marmota todo el tiempo.

 

Todos los domingos con mi familia, reunión desde la mañana hasta la noche, sintiéndome así como cuando era chica. Con su madre, hermanas, sobrinos en mis casa de toda la vida.

 

De vez en cuando sus salidas a cenar y bailar con sus amigas de la infancia, las de siempre, las que conservaba desde que era pequeña.

 

Vacaciones de navidad con toda mi familia, tanto madre, hermanas, como primos, tíos.

 

Vacaciones de semana santa con mi hermana y cuñado en el campo.

 

Vacaciones de verano el mes de julio en la playa con la familia de mi padre. El mes de agosto en el pueblo de mi madre, con toda su familia.

 

Parecía que la vida no cambia, la rueda no gira, se había quedado detenida en el año 1977, para ella eso era la felicidad, era lo que le gustaba y eso era lo que quería vivir, y se lo transmitía a sus hijos.

 

Solo nos acordamos de lo bueno, al final de la convivencia de vacaciones, saltaban los dejes familiares y terminaban discutiendo y gritando

- Ya no vuelvo a venir de vacaciones con vosotras. Gritaba Alicia a su madre o hermana, cuando detectaba el control y manipulación en la que había vuelto a entrar.

 

A la vacaciones siguientes, se había echado al olvido la bronca y se volvía a repetir lo mismo.

 

Mario se mantenía más distante de su familia, había logrado emanciparse y escapar de la trampa de su familia a los 19 años. Trampa que consistía en llevar el negocio familiar, continuar con lo que sus padres habían montado, teniendo que renunciar a poder elegir su camino y hacer su propia vida.

 

Gracias a mantenerse en la distancia emocional, podía saber que esos dramas familiares ya habían pasado, que ya no eran su asunto.

 

Mario logró sacar a Alicia del cascarón de su familia durante los primeros años, en la que ella sacó los pies del tiesto. Hacían vida bohemia por la ciudad vieja; amigos, garitos, música, conciertos, recorriendo los mil y un rincones de la ciudad.

También escapadas a la naturaleza ya sea rutas de senderismo, montañas, rutas ciclistas.

 

Pero cuando se tienen hijos, vuelve la familia, las suegras, suegros, las tías y tíos, los dejes familiares, a que se entrometa en tu vida y Alicia volvió al triángulo de su familia.

 

Mario tenía dos suegras, la madre de Alicia y su hermana mayor, que se comportaba como una madre también con Alicia por la diferencia de edad.

 

Alicia quería tener cuatro hijos, construir una casa y dedicarse a la crianza. Repetir el modelo que traía de fábrica, como si estuviéramos en los años 60. Su madre había tenido cuatro hijos, su padre había construido una casa para ellos, su madre se había dedicado a sus labores y crianza como se decía antes, su padre a trabajar en dos trabajos para ser un buen proveedor y mantener la familia.

 

Mario no tenía muy claro lo de tener hijos.

- Bueno ya verás como al final sí que acabarás queriendo tener hijos, es porque no has dado con la persona adecuada. Le decía Alicia.

 

Años más tarde, en los calabozos de una comisaría, sin ventanas, con el único ruido de los aparatos de ventilación, Mario se decía que Alicia tenía toda la razón en cuanto a los hijos, de lo que más estaba orgulloso y más disfrutaba en la vida era de sus hijos, que en ese preciso momento se los estaban arrebatando desde un juzgado de levante.

 

Sí, el comienzo del fin de Alicia y Mario había comenzado con los gritos de

- Buscate a otra, no te voy a dar sexo nunca más. Le exputó Alicia.

Esas dos semanas anteriores sin que Mario le acariciara la espalda a Alicia mientras veían la televisión en el sofá, no había hecho más que incrementar su enfado, encendido a su rencor hasta que Alicia sacó su ataqué de cólera de "Buscate a otra ..."

 

Todo el enfado venía según Alicia porque Mario había servido la cena tarde una noche de sábado a sus hijos.

Mario se justificaba - Estaba liado con un proyecto, tampoco pasa nada, cuando estamos de reunión o de barbacoa con la familia también acabamos cenando tarde y nadie se queja, ni se crucifica a nadie.

Alicia le reprochaba - Has abandonado a tus hijos, han estado viendo toda la tarde la televisión.

Lo peor que podía haber hecho él era justificarse, con lo fácil que es decir lo siento, agachar la cabeza y anularse.

 

En su interior Mario sabía que había pasado algo más, ella se había ido a celebrar la despedida de soltera de su hermana y se preguntaba si tal vez ella había tomado dos copas de más y se había olvidado que le quería.

 

7. LA BODA DE SU HERMANA

"El traje nuevo"

 

Se avecinaba un gran acontecimiento, la boda de la hermana de Alicia había pasado un mes desde el "buscaté a otra" y ella estaba centrada en los nuevos vestidos para la celebración. 

Te vas a comprar un traje para la boda de mi hermana le preguntaba a Mario.

Voy a aprovechar uno de los que tengo si no los uso para qué quiero uno nuevo.

Alicia que siempre vestía de pijipi montañera senderista con sus botas o zapatillas de montaña y sus forros polares, para estos eventos sí que sacaba su lado femenino vestido nuevo zapatos de tacón bien pintada incluso ensayaba llevar los tacones para aguantar toda la boda. 

Por fin era el momento de ponerse pijos y guapos, él por el contrario era muy práctico y sabía que los hombres con llevar traje y corbata bastaba, eran las féminas las que querían presumir y mostrarse.

Ella disfrutaba de cada reunión, barbacoa o fiesta, se podía soltar la melena beber y beber lo que quisiera dado que Mario no tomaba casi alcohol y luego se encargaría de los hijos y de conducir. 

Él estaba muy dolido con el "buscate a otra" había abierto los ojos y le habían quitado su lenguaje de amor, el tacto y la pasión.

La boda era por todo lo alto llevaban organizándose y poniendo nerviosas muchos meses. En verdad ya se habían casado por los civil, entre semana, los novios tenían más de 50 años pero el amor no sabe edades ni de tiempos. La noche anterior a la boda hubo una cena, donde él confirmó lo que sabía hacía años, se le acercó la camarera y le dijo tu mujer te engaña. Entre todos los invitados estaba el amante de Alicia, ella se había quitado el anillo de casada hacía muchos años con la excusa de que no le valía porque había engordado.

Él ya sospechaba algo hacía un par de años que había tenido un ataque de celos pero él solo quería poder estar con sus hijos y disfrutar de ellos aunque no entendía porque no podían llegar a una solución francesa ser honesto el uno con el otro, hasta que los hijos crecieran un poco más.

La celebración fue muy bonita con los sobrinos acompañando a la recién casados ya que no tenían hijos. Alicia iba a disfrutar de la boda la fiesta y se soltaría la melena en una gran celebración. Pero esta vez Mario no se iba a quedar sin fiesta no iba a ser el padre responsable que no bebe y se lleva a los hijos a dormir durante la fiesta mientras ella se puede despendolar todo lo que quisiese. Él se enganchó a otra conocida, los dos sabían que la familia de ellos eran unos chanchulleros pero iban a disfrutar de la fiesta y la noche.

La suegra no para de repetir menuda boda menuda boda como si lanzara un mensaje de reproche a Mario por la boda de Alicia que no quiso una boda por todo lo alto, no sabemos por qué pero decidió una boda íntima y sencilla.

Luego apareció el tío también que menuda boda a que jode a Mario le importaba un bledo él solo se había casado porque Alicia quería formalizar papeles familia numerosa pensiones etc 

claro con la boda tan sencilla de Alicia solo habían ido padres y hermanos el resto de tíos primos amigos habían quedado sin celebración. 

Alicia al ver a Mario celebrando la fiesta le dijo te estás cargando la boda de mi hermana. En verdad veía que uno de los dos tenía que ser responsable y encargarse de los hijos y conducir. Tenía toda la pinta que le tocaba a ella ser la responsable y retirarse pronto con los hijos. Él bailó y disfrutó y estuvo hasta casi el amanecer por fin pudo disfrutar de la fiesta.

 

A ella le tocó retirarse con los hijos pronto al hotel por una vez, pero el cabreo fue tal que acabó cargándose a golpes la taza del váter.

 

Este día fue otro más que indicaba el fin de la relación, ella quería disfrutar a consta de que él fuera el responsable. Él ya no estaba dispuesto a ser el que tenía que ceder y ser el bueno todo el rato.

 

8. NO ME ERES SUFICIENTE

Los mensajes de no me vales”

 

Alicia no paraba repetir que no se iba a abrir de piernas cada vez que Mario le pedía intimidad como si el sexo fuera cosa de solo uno, yo te doy mira que generosas soy, y por ello a él le había dolido tanto la frase de "buscate a otra, no te va a dar sexo nunca más" como si la pasión fuera algo unilateral. Él se quedaba sin el lenguaje de amor más importante para él; el tacto, la sensualidad y el sexo.

 

Los actos de servicio no contaban, los regalos, no eran muy detallistas ninguno de los dos, las palabras bonitas se habían reemplazado por las tareas domésticas a realizar, el tiempo de calidad se había convertido en un vivir constantemente con la familia de ella.

 

El final había empezado mucho antes de aquella noche de la despedida de su hermana, como cuenta la historia que la única que puedo con el amor fué la rutina.

 

Todos estamos de paso unos están unos meses otros pocos años y otros muchos a nuestro lado pero tras 20 años era el momento de crear una bonita amistad o terminar la relación.

 

Era el tiempo de la aceptación, de crecer personalmente, de que los hijos se habían hecho mayores ya no había crianza lactancia colecho casi se valían por sí solos.

 

Ella había conseguido hacer una crianza natural, como buena nodriza había dado el pecho al hijo mayor durante cuatro años y a la pequeña durante tres años. había sacado sus tetas en más sitios que cualquier mujer pilingui o striper que se precie, se había ahorrado más potitos y había dado más defensas a sus hijos de las que se pueden dar.

 

El colecho había desplazado a él al cuarto del niño, no le quedaba otro papel que el del hombre proveedor clásico, trabajar tratar de progresar y ver qué hueco tienes en esa crianza. Aunque se había librado de biberones de madrugada, tratando de dormir al bebé de madrugada y un largo etcétera gracias a la lactancia.

 

Hasta que un día ella ve que ha terminado la crianza natural tras cuatro años y ahora le exige a él que se encargue de dormir al bebé, él sin tetas, sin leche tiene que inventarse como dormir a ese niño cada vez que se despierta, primero empieza con cuentos, luego con brazos hasta que se rinde la que la solución es que él y su hijo duermen juntos en el cuarto del pequeño, cada vez que el bebé se despierta siente que está roncando a su lado su padre, el bebé se tranquiliza y se vuelve a dormir, el mismo colecho que había tenido con su madre pero ahora en una cama más pequeña con su padre.

 

La relación de pareja había desaparecido, ahora solo crianza y con los hijos aparece la familia de ambas hermanas madres que se proclaman libremente en el papel de que las tías y abuelas están para consentir y para malcriar todo lo que quieran al niño. Entorpeciendo la crianza, metiendo a los niños otra vez en la cama con ellas aunque los padres estén intentando sacarles.

 

Todos los planes se vuelven de familia abuela por aquí tía por allá y la relación de pareja se convierte en una salida al cine en primavera y una cena en otoño para celebrar el aniversario. La crianza de colechos y familia han matado toda pasión e intimidad durante años y solo queda alguna siesta festiva si es que no hay una reunión familiar.

 

Ella empieza a reivindicar cariño a él, pero lo hace de la forma más enrevesada posible pidiendo tareas domésticas quejándose y exigiendo cuando él llega al trabajo que se ponga con los lavaplatos, ropa, cena, baños.

Él pensaba que el cariño se conseguía dando cariño, siendo amoroso, pero el modelo de ella era la polca de protesta que había recibido de fábrica de su madre, consiguiendo el efecto contrario en él cuanto más protesta más huye él, llegando así los gritos broncas amenazas, proyectando en él la culpabilidad por qué no consigue satisfacer sus necesidades.

 

Cuando se calma ella, le explica el modelo que tenía con su padre, ella enojada, despotrica, se queja, luego rompe a llorar y después de una buena llorera, su padre le decía que ya había sido suficiente y se calmaba. Él no es capaz de entender ese modelo, él no es así, él no es el padre de ella, si ella le abronca y esta se enfada con él, al tratar de justificarse o defenderse del ataque no es capaz de ponerse a calmarla mientras ella le grita, como mucho consigue no sacar su agresividad y ponerse al nivel de ella.

Pero todo cambió la mañana del "buscate a otra, no te voy a dar sexo nunca, no sabes nada de mujeres", él decidió que ya nos iba a manejar por el miedo al abandono, ni en la culpa, ni en el castigo, ni en el juicio que utilizaba ella como buena manipuladora. Él ya no se iba anular ni ser pasivo, sabía que ella le engañaba, le controlaba, le manipulaba, que eran los hijos lo que les habían mantenido juntos todos estos años.

Ella se había quitado el anillo de casada hacía muchos años, él ya sospechaba de sus engaños e infidelidades, ella le había hecho luz de gas para tenerle controlado, qué bobo iba a encontrar para que le hiciera caricias todas las noches, mientras veía una película en la televisión sin que ella le diera más que un beso buenas noches. Ese búscate a otra y te voy a arrebatar tu lenguaje de amor, había sido la señal de alerta de que el ceder ser pasivo para no ser agresivo se había terminado. A él le costó muchos paseos de tristeza y soledad esa bronca, pero el cambio mereció la pena, terminar de manejarse en la culpa, el miedo fue un trabajo largo y constante.

Las discusiones ya no eran del estilo del diálogo maldito de la protesta, se convirtieron en el baile de quien tiene la culpa. Ella continuó con su proyección, con su luz de gas, culpabilizando todo el rato.

No confío en tí, no eres consciente, no eres capaz, tienes que dudar de lo que piensas, tienes que hacerte responsable de mis enfados, tú no eres suficiente.

Él ya no entró en la culpa, ni en el miedo al abandono, los mensajes de no me vales ya no cuajaron en él, aunque ella continuaba machacando con las mismas palabras tanto en bronca como en calma, pero ya no funcionaba, no conseguían manipularlo, él podía disculpar las palabras duras que se dicen durante una discusión, pero si te las dicen ya en frío y con tranquilidad eso ya no es fruto del cabreo.

Él en su soledad paseaba por la ciudad vieja con los ojos tristes pero aprendiendo, creciendo,  entendiendo el engaño y lo poco cariñosa y sensual que había sido ella con él. Ella se posiciona como acreedora del amor, pero él sabía que el amor consistía en dar y ofrecer lo que anda buscando el otro, pero mucho cuidado el dar sin recibir. Él había entendido los lenguajes del amor y que el amor que anhelamos está dentro de uno mismo. Llevaba toda la vida lidiando con la vergüenza, la culpa, el miedo, la tristeza y por fin iba a conectar consigo mismo. La manipulación y proyección de ella se mantenía, le amenazaba con echarle de casa, pero él se mantenía en la relación por no dejar la silla vacía a sus hijos. 

 

El día del cumpleaños de su hijo como si de un mensaje subliminal se tratase ella volvió a amenazar con echarle de casa y como la tercera fue la vencida él se fue.

9. LA CARTA DE DESPEDIDA

"Búscate otro perro que te ladre, princesa" Sabina

 

Aunque fue Alicia quien pidió el divorcio la tercera vez que echó a Mario de casa la primera vez que se habló de este tema lo sacó él en el viaje de camino a la boda de su hermana luego pasado un año él le envió la siguiente carta 

 

Estoy triste estos meses están siendo muy duros y me está haciendo daño lo que me dices y cómo piensas que soy.

 

Estoy triste de que me digas tantas veces que no confías en mí, que no soy consciente, que no soy capaz, que tengo que dudar de lo que pienso, que te hundo la mierda y por eso haces terapia, que el único problema que tienes en la vida, el único aspecto que va mal es conmigo, que soy un mandril por desearte, que te hago chantaje cuando trato de llegar a un acuerdo de yo cubro esta necesidad tuya y tú cubres esta necesidad mía, qué me tendré que ir de casa, que la solución que ves es que me vaya, que deberíamos tomarnos un tiempo.

 

No quiero que me culpabilices por mis bajones, los uses todo el rato como arma arrojadiza cada vez que te expreso mis sentimientos, me canso de poner en mi parte, y de expresar la necesidad de que me desees como pareja y amante, y tú respondes con tu necesidad de que haga terapia.

 

Después de cinco años de terapia con mi terapeuta me llegó a recomendar que no nos separamos, por tus mensajes de tú no me vales.

 

Podría evadirme refugiarme en el trabajo como hecho cada vez que las cosas no funcionan entre nosotros y así al menos la sociedad en la que vivimos ve bien que seas muy trabajador y el hombre como proveedor de la familia, pero ya no quiero refugiarme en el trabajo, quiero apostar por la conexión con una persona para dar y recibir 

 

Ahora que me he dado cuenta que lo importante es la compañía y el camino, ahora que los niños empiezan a ser autosuficientes y que pronto se irán, me planteo que quiero que necesito que deseo en esta etapa de la vida.

 

Me he fijado en nosotros y nos hemos dejado de cuidar hace bastante tiempo, mucho antes que en junio del año pasado cuando me gritabas que me buscara a otra.

 

Hemos estado funcionando en la polca de la protesta durante muchos años, tú quejándote de que yo no era cariñoso y yo huyendo y evadiéndome y refugiándome en el trabajo. 

 

Nos hemos volcado en los hijos y en el trabajo y hemos dejado de cuidar la relación, de tener amistad, intimidad, conexión, cariño, pasión, solo dándonos de pascuas a ramos una salida al cine o a cenar una vez al año.

La crianza de Mauro ha sido mucho esfuerzo, preocupaciones y tiempo. La de Sara está siendo una buena experiencia resultando ser de una niña lista, inteligente, fuerte, cariñosa y buena.

 

Con la crisis matrimonial he descubierto muchísimas cosas a través de la terapia, los libros, cosas que intuía pero que no sabía ponerle palabras. Por un lado después de veinte años debería aceptarte como eres e ir pidiéndote cosas poco a poco, por otro lado hay otras cosas que no voy a conseguir contigo y otras cosas que me dices que me hacen mucho daño.

 

He intentado apostar por la relación y darte pero tras semanas de intentarlo se me quitan las ganas porque veo que tú no pones de tu parte, es verdad que son pequeños intentos de una dos semanas pero necesito ver alguna reacción en ti para poder seguir apostando por la relación. Tal vez si hubiera  ido abriendo mi corazón más a menudo, tendrías otro concepto de mí y serías una amiga que me da apoyo y compresión, tal vez tú lo estuviste pidiendo muchos años, cariño y comprensión y yo no te lo supe dar. Tal vez a base de quejas y protestas solo conseguían que yo callara y huyera enfadado pero así no sacaba mi mal genio. 

 

Necesito sentir que soy importante para ti, que me deseas como pareja y amante y qué hacerme feliz es importante para ti. No me basta con que me acaricie las uñas, no entiendo por qué no sacas tu lado sexy y lo ves todo como abrirse de piernas, no entiendo por qué no quieres disfrutar de la pasión, para el placer del vino, del tabaco, de la comida si estás abierta para la sexualidad no. Es verdad que los problemas más comunes en la sexualidad de la pareja son la falta de deseo en las mujeres y los problemas de erección en los hombres, pero me duele mucho que yo te vea atractiva y te desee y tú por el contrario me rechaces todo el rato, será el lado masculino y el lado femenino pero leo ejemplos donde es la mujer la que echa en falta que la toquen, la deseen y la busquen sensualmente, ya me expresabas hace tiempo una creencia tuya con el comentario te imaginabas con 40 años teniendo sexo como si fuera algo exclusivo de los jóvenes o solo para procrear o solo cuando las hormonas llaman. No solo es un problema de sexualidad pero es un indicador, es el canario de la mina. 

 

La comunicación también se ha perdido, la intimidad, la escucha, la comprensión, me duele tanto cuando no me dejas terminar las frases y me dices que ya sabe lo que pienso y hablas por mí me anulas completamente. 

 

Intimidad, escucha, comprensión tampoco ha sido una gran oyente y menos confidente porque al final se lo contabas a todo el mundo nuestras historias. Yo tampoco te he rayado con mis preocupaciones, enseguida me repetía, tendría que haber ido contando mis cosas poco a poco, yo he intentado escuchar tus preocupaciones, e intentaba darte soluciones o minimizarlo. Grave error porque así no te sentías comprendida, solo necesitabas que sentirse escuchara y poderme desahogar.

 

Yo no puedo leer tu mente, me puedes tareas del hogar cuando en verdad querías compañía y afecto, pero yo me ponía con la ropa y la ensalada y claro tú no veías tu necesidad cubierta. Yo te buscaba con pasión y tú solo querías mimos. Yo te rascaba la espalda porque era lo que me pedías. La necesidad de poder expresar afecto, amor, se puede expresar de muchas maneras y no tiene por qué coincidir haciendo cosas por la pareja, compartiendo actividades con el otro, haciendo regalos, expresando palabras bonitas, mostrando afecto a través del tacto y el sexo. 

 

No son mis bajones, ni mis crisis, es una crisis de pareja, no hemos cuidado de la relación y en pocos años los hijos se irán, nos miraremos como dos desconocidos, que ahora tienen que reinventar su vida por el nido vacío, seguir discutiendo, seguir con rencores, seguir aguantándose o reinventarse y aprender a aceptarse el uno al otro. 

 

Es verdad que el diálogo maldito ha cambiado y siempre fue la polca de la protesta, este último año se convirtió en el quién tiene la culpa y ahora estamos situados en el detente y huye, que terminará con la relación. 

 

Tus palabras hacia mí son muy duras, muy juiciosas y se repiten a menudo y no solo salen durante un calentón de una discusión, también me lo dices cuando dialogamos con calma e incluso el día de san valentín.

 

Tu evasión y adicional al móvil no me gusta, luego me sales con que soy invisible para ti y me pregunto cuando te comunicas conmigo que no sea para tareas domésticas o cosas de los hijos. 

 

He tratado de disculpar tu comportamiento conmigo con la ley del espejo y que proyectas tus problemas sobre mí, supongo que yo también haré lo mismo contigo, pero me hace daño tu constante crítica, queja y culpabilidad que ejerces sobre mí. No entiendo por qué no puedes perdonar, tampoco por qué no puedes llegar a acuerdos y compromisos para conciliar a pesar de nuestras diferencias. No sé qué modelo sigues, sé que siempre has sido tú la que recibían en el amor pero luego te decepcionas cuando la otra persona se vuelve gris. El modelo de tus padres era tu madre gritando y tu padre huyendo, una polca de protesta en toda regla.

 

Yo te expreso mi tristeza porque tras mis intentos sigues sin dar y entonces me canso y no veo que las cosas se puedan solucionar y tú sales con que haga terapia y dude de mis ideas, no voy a ser tu saco de boxeo y me culpes de todos los problemas, aquí otra vez el espejo o que me uses de sparring, no puede ser que siempre yo tenga la culpa de todo, yo soy el que me he enfadado, yo soy el que tiene que cambiar ideas, el que te hace mal, la causa de todos tus problemas, que en todas las discusiones para que terminen tenga que hacer yo el mea culpa para que tú encuentres tranquilidad, eso no es conciliar ni llegar a acuerdos ni compromisos.

 

Espero que encuentres una persona a la que dar cariño escucha pasión amistad que saques la mejor versión de ti misma para dársela a esa persona al principio será fácil las hormonas el enamoramiento no hay restas solo sumas.

Abrirás tu corazón y le confiarás tus preocupaciones y pesares, te abrirás a la pasión para dar y recibir, dejarás de evadirte tanto con el móvil, dejarás de culpabilizar a otra persona.

 

Pasado un año, cuando empiecen las diferencias, los desacuerdos, a ver la parte que menos te gusta la otra persona, tendrás que evitar los diálogos malditos, saber conciliar, llegar a acuerdos y a la aceptación, a comunicar tus necesidades sin que tengan que adivinar qué pasa por tu mente, a dar para recibir, a comunicarte dialogando como adultos, a no dejarse llevar por los enfados y no sacar lo peor de uno mismo, a reducir las quejas y exigencias, a cuidar de la relación como se cuida de una amistad, a invertir en ella y tener paciencia.

 

Si haces el viaje de crecimiento tal vez seas más feliz, menos exigente y quejosa, más cariñosa, dulce, tierna, apasionada pudiendo vibrar en el amor y en la vida. 

 

Me hubiera gustado que hubiese sido tú esa persona con la que lograr una conexión así, pero para ti los acuerdos son chantajes.

 

El rencor que me tienes me está hundiendo, la falta de confianza minar mi autoestima, las críticas y mensajes de no me vales me ponen triste.

 

Pensaba que éramos sencillos y nos bastaban cosas sencillas, que no necesitábamos muchas cosas materiales, ni lujos, que valoramos tenernos el uno al otro, apoyarnos, comprendernos, escucharnos, querernos, amarnos.

 

Pero me hacen mucho daño y me culpabilizas solo a mí y no me vas a dar ni tu amistad ni tu apoyo ni tu pasión.

 

10. LA MEDIACIÓN

Los dientes de la perra”

Cuando Mario vió "las orejas al lobo"

"Las películas de Hollywood no tiene nada que ver con la realidad"

 

Alicia pensaba que el divorcio era como en las películas de Hollywood o Disney aunque estuvieran separados se iban a ir de vacaciones juntos un par de días para que los hijos lo llevaran mejor. Que las entradas que tenían para ir al teatro desde hace meses, tenían que ir los cuatro juntos.

Que Mario tenía que seguir siendo amable y cariñoso con ella aunque estuvieran en pleno proceso de separación.

Que podía seguir controlando y manejando la vida de Mario, diciendo que hacer en su nuevo piso, revisando cómo lo tenía organizado, dándole comida como si de un adolescente al que tiene que cuidar se tratase.

 

Mario había vivido solo muchas veces y sabía organizarse y llevar una casa. La que nunca había salido del cascarón de su familia y nunca había vivido sola era Alicia, pero ella repetía el modelo de su madre y hermana, mujer cuidadora, controladora y bastante manipuladora.

 

Mario sabía que la relación había dejado de existir, que había que pasar página, aunque con hijos por medio es más complicado mantener la distancia emocional, dado que tienes que seguir hablando con tu ex para informar y acordar cosas de hijos.

 

Llevaba un año muy duro desde el "Búscate a otra ..." y aunque su decisión final era la de no dejar la silla vacía, la separación era la que más paz le daba, al salir de las exigencias, culpas y mensajes de no vales que recibía.

Mario estaba obteniendo paz, se podía tomar las cosas con calma, aunque tenía que encontrar un piso, organizarlo para que vinieran sus hijos, comprar muchas cosas que necesita una casa, montar muebles, todo lo que supone empezar una nueva vida en un nuevo lugar.

 

Alicia lo tenía más fácil, se quedaba en la misma casa que ya estaba montada, las mismas cosas, mismos viajes, mismas rutinas, ahora podía tener para ella sola sus hijos, invitar a sus amigas, soltarse la melena, por fin se había librado del capullo de su marido.

 

Empezó la mediación para lograr un acuerdo regulador de la custodia compartida de los hijos. Cada semana iban los dos a un servicio de arbitraje para tratar cada asunto, Mario y Alicia se encontraban en el portal, ella quería ser cercana, él distante, no había encuentro.

En un principio la custodia iba a ser compartida por ambos progenitores, los viernes a la salida del colegio serían recogidos por quien empezará la semana de convivencia.

 

Alicia se había hecho a la idea de que como Mario estaría trabajando en horario de oficina estaría con los hijos a la salida del colegio tanto la semana que le correspondía a ella como la de Mario ya que él salía más tarde del trabajo.

 

Pero Mario se había buscado un piso a cien metros del colegio, por lo que podía recoger a los hijos sin problema la semana que le correspondía de convivencia.

Las vacaciones también se pusieron de acuerdo, aunque Alicia quería todas las Navidades siempre para ella para seguir repitiendo su modelo de su infancia año tras año.

Al final se dividieron en periodos iguales, cada año par elegía uno y el impar elegía el otro.

La contribución a los alimentos no procedía al ser custodia compartida.

Los gastos ordinarios y extraordinarios se decidían porcentualmente a lo que cada

uno ingresaba, 60% Mario, 40% Alicia. Aunque las mujeres no paran de reivindicar la igualdad de género para lo que les interesa si quieren al hombre proveedor clásico.

No había que liquidar gananciales, ya que habían hecho separación de bienes. La vivienda se quedaría el uso y disfrute Alicia aunque la propiedad y obligación de pago era al 50%.

Y por este asunto empezó la guerra que duró varios años y se llevó a todos por delante, sumergiéndose en el dolor, ansiedad, ataques y respuestas.

Alicia decía que quería comprar el 50% de la vivienda que era propiedad de Mario, que le habían subido el sueldo, que el banco había estudiado la viabilidad de que asumiera ella sola la hipoteca y que lo veían posible, que ya casi lo tenía concedido. Pero que le corría mucha prisa y que su oferta era muy por debajo de la actual, pero que si alguna vez la vendía le daría la plusvalía bajo contrato privado.

 

Mario vió las orejas al lobo, prisas, decídete rápido, que algún día te dará la plusvalía, precio inferior incluso al que ellos lo compraron en su día.

A Mario le saltaron las alarmas, Alicia quería todo:

- Estar todos los días con los hijos

- Tener todas la vacaciones que quiera

- Quedarse el coche familiar

- Quedarse la casa y compararla al precio que ella considerara.

Mario sabía que con Alicia nunca había sido posible llegar a acuerdos, o cedía, o había bronca, montándole un pollo de los buenos.

Por ello Alicia estaba tan rencorosa ese último año, Mario había dejado de ceder y de ser pasivo, y eso desesperaba a Alicia.

Con eso de que Alicia quería todo como antes, e incluso seguir controlando a Mario, para eso no pides el divorcio, pero el proceso ya no era reversible y la película de Disney que había imaginado Alicia de lo que era un divorcio, no se iba a dar.

Mario se había cansado de ser el bueno, el bobo, ceder y entrar en depresión cada año, por no poner límites o haberse separado mucho antes en el 2015, cuando su terapeuta le avisaba de los mensajes de "tu no vales".

Mario ofreció separar el convenio de la custodia compartida del tema del piso, pero Alicia lanzó su ultimátum "o aceptas el precio del piso o no firmo el convenio".

 

La mediación se convirtió en un circo, Alicia llegaba llorosa, o con una muñequera puesta, haciéndose la víctima.

Hasta que estalló todo delante del mediador, de su versión maja y simpática, paso a su agresividad, "no hay convenio", "te voy a quitar la custodia de tus hijos", "el divorcio va a ser contencioso", el mediador le explicaba que entonces iba a hacer pasar a los hijos por lo psicosocial, que el proceso se alargaría años.

Y ahí empezó la guerra, primero Alicia cambió la cerradura de la casa, impidiendo que Mario recogiera enseres, medicinas, juguetes para la nueva casa.

Cuando Mario iba a por las cosas, Alicia le decía que se pasara a las cinco, luego que si a las siete, que viniera antes de las seis y media que tenía que irse.

Dificultando cualquier forma de acordar nada. Luego Alicia impidió que Mario estuviera con sus hijos, tanto las semanas que habían acordado como las vacaciones. Se nombró jueza, médico, fiscal y decidió que Mario estaba deprimido y que no era capaz de cuidar ni atender a sus hijos, que no estaría con ellos hasta que un juez no dijera lo contrario.

 

Alicia le había tocado dónde más le dolía quítale a sus hijos.

Mario que con el paso de los años y la crianza, se había convertido en un hombre clásico proveedor de familia y cuidador de sus hijos, ahora se había quedado sin ellos.

 

 

11. AL AMOR

Para Adela

“Ven contra la soledad

ven contra el mal pensamiento

ven a favor de los vientos

que nos traerán la verdad.

Ven amor contra la espera

ven compañera

al amor, al amor, al amor."

LABORDETA

 

El 14 de junio será para Adela y Mario el día que se conocieron y tal vez se convierta en su aniversario.

Será para ellos el mes de junio más bonito del mundo y cuando les empezaron a llamar los tortolitos.

En la etapa de enamoramiento la bioquímica del amor y las hormonas suben tanto que nos volvemos codependendientes, en un estado como de enajenación.

Dos seres curiosos, libres e independientes se encuentran en el museo moderno de la ciudad, rozan la misma edad, ambos van solos y van recorriendo los pasillos y las obras al mismo ritmo.

No sabemos si fue Adela o Mario quien rompió el hielo, el caso es que empezaron a opinar sobre los cuadros y pinturas, cuales les gustaban y los que no eran de su estilo o no entendían.

Al salir del museo Adela propone que después de tanta cultura ahora tocaba tomar algo y que si él conocía algún sitio cerca.

Tras pedir algo, no les da tiempo casi a empezar a charlar, cuando Juani desde otra mesa se pone a hablar con ellos y acaba moviéndose a su lado.

No sabemos si eran las cañas o la personalidad de Juani, que sin beberlo ni comerlo, la conversación se vuelve muy íntima, Juani a los 65 años estaba descubriendo la masturbación femenina.

Ella contaba que gracias a unas jóvenes tenderas de su barrio, le había explicado que no era ningún pecado disfrutarse y darse placer, e incluso le habían explicado cómo.

Mario estaba maravillado de cómo Adela era capaz de conectar y empatizar con la gente e intuía que estaba liberada sexualmente con las recomendaciones que le hacía a Juani.

Juani estaba convencida que necesitaba un "satisfayer" y Adela le animaba a comprarse, aunque había muchos tipos de juguetes sexuales.

Al viejo dueño del bar no le gustó la actitud de Juani o tal vez fue el tema de conversación, Juani le saludó, le pidió la cuenta y se marchó. No volvía a casa, iba a continuar de ronda por la ciudad vieja.

 

Adela y Mario estaban maravillados por este singular personaje, que les había hecho romper el hielo y conocerse un poco más.

 

El intentó hacer memoria para elegir el siguiente lugar y sorprender a Adela con un local con autenticidad.

El llevaba más de veinte años sin patear la ciudad, la mayoría de los lugares habrán cambiado e incluso ahora serán franquicias para turistas.

Su memoria funcionó y logró llegar a una vinoteca que se mantenía igual que la recordaba.

Mario se sentía como cuando tenía 28 años y se preguntaba por qué se había alejado de la bohemia de la ciudad vieja que tanto le gustaba.

Adela, que conocía la ciudad como la palma de su mano, se sorprendió de los nuevos sitios que estaba descubriendo con él, aunque sobre todo de que le estimulara el cerebro y fuera charlatán y curioso como ella.

 

Cuando por fin les sirven las croquetas que tanto le pirran a ella, se cruza un joven que no llegaba a alcanzar los veinte años, se tambalea de la borrachera y se desmaya en la acera de enfrente.

Adela que es muy empática y bondadosa:

- Hay que ayudar a ese chico. Imaginate que fuera tu hijo. Le dice ella.

- ¿Quieres qué le ayudemos?. Responde él.

Mario se levanta y va en auxilio de Juan, así se llamaba el pobre joven borracho. Este le incorpora, pero luego tiene que poner de lado por si vomitara, no se lo tragara el mismo.

Esa actitud de ayuda seduce a Adela por completo, descubriendo que Mario también puede ser buena persona por muy independiente y urbanita que aparente ser.

Rescatar a Juan se convierte en una odisea; cafés, agua, vómitos, los paseando opinando de lo que había que hacer. Los del bar de al lado:

- Hay que meterle unos hielos en los huevos para que se espabile, es la única forma. Decía el pinche.

Por último la policía, su desinterés de auxilio, que ellos no están para atender a borrachos, que en la parte vieja se pasarían toda la noche rescatando beodos.

Adela sagaz, rápida e inteligente descubre el pin del móvil de Juan, en los pocos momentos de lucidez, él trata de marcar teléfonos y de volver a desvanecer.

Gracias a ello, Adela consigue hablar con la madre de Juan para que le venga a rescatar.

 

Al final parece que el encuentro va a salir mal, se quedan sin cenar, sin croquetas, sin bebida, sin charla. Sucede justo al contrario, los sucesos en común, han compartido estas anécdotas curiosa, que les han hecho verse en acción y así conocerse mejor, conectando más entre ambos.

 

Los dos pasean por la calle sin pensar dónde ir, no sabemos quién fue, pero se cogieron de la mano, Mario desinhibido la coge la cintura y siguen el paseo.

- Tengo vino en casa, si quieres continuamos ahí. Le sugiere Mario picantón.

- Predecible. Responde ella.

- Como todos los hombres solo queréis llevarnos a la cama a las mujeres.

El se calla y lo toma como un no, lo que más teme es acabar en una discoteca hasta las seis de la mañana.

Entonces Adela juega sus cartas como buena fémina y le da la vuelta a la tortilla y acepta la invitación de ese vino en su casa.

 

De los vinos pasaron a la pasión y desenfreno, en una noche de dormir más bien poco o nada.

 

Cómo fue, qué pasó, aunque ambos ya eran maduros, pasaron a verse casi todos los días, no había tiempo para jugar nos vemos la semana que viene y tomárselo con calma. Adela se iba en tres semanas a vivir a Países Bajos y tenían que vivir el aquí y el ahora.

 

No se podían permitir ir despacio, los planes surgían todos los días, Adela era una máquina creativa de ideas y cosas que hacer.

 

La pasión era como una cascada en deshielo en plena primavera, un no parar de descubrirse, conocerse y conectar, tenían los días contados.

 

Adela le fue presentando a sus amigas y amigos en diferentes reuniones y fiestas. Él era acogido como uno más, siendo amables y hasta se libró de los interrogatorios de Machis.

 

Adela era muy querida por todos, era la amiga vitamina dispuesta a escuchar y dar su energía.

 

Adela estaba en una etapa de la vida en la que ya tenía resueltas muchas cosas y tenía claro lo que quería. Había superado su separación hacía cuatro años. Y había crecido hasta dónde se encontraba ahora.

 

Mario al contrario estaba en pleno divorcio, aunque llevaba ya un año de duelo, digiriendo, procesando y creciendo personalmente, en ese instante pensaba que estaba encontrando la paz por fin después de tanto dolor. No podía imaginarse lo que se le venía encima el siguiente mes. En ese preciso instante vivía el presente y el haber encontrado alguien interesante, enérgico, con un lenguaje de amor muy parecido al suyo, liberada sexualmente, tierna y cariñosa le parecía un sueño hecho realidad.

 

Cada día había un plan, una excusa para verse, la visita a una exposición, tomarse un helado o la escapada a algún lugar de los alrededores.

 

De todos los planes, el más increíble y con más ilusión fue el concierto en el garito:

- No me voy a olvidar nunca de esta noche. Gritaba Adela a Mario ante el ruido de la sala.

 

Esa noche fue un torrente de energía que demuestra que la edad es un estado mental.

 

Y así empezó la historia de Adela y Mario, dos seres conectados, tiernos y cariñosos el uno con el otro. Los tortolitos.

 

 

12. CINCO DÍAS EN LA CÁRCEL - 1ª DETENCIÓN

"No conocer con quién te has casado hasta que no te divorcias de esa persona"

 

Una gran traición, no es la infidelidad, eso se podría llegar a perdonar, negociar y hasta pactar una solución francesa, que cada uno tenga su amante.

 

Es saber que la persona que piensas que te quiere y te apoyaría en los momentos difíciles, que esa persona que se dedique a escuchar, empatizar con los demás, en realidad te trate de destruir.

 

Alicia preparó su divorcio durante meses, había convertido su terapia de pareja en una terapia individual en la que estaba preparando el fin de su relación sin sentirse culpable.

 

Mario estaba obteniendo paz y tranquilidad por fin, creyendo que estaba pasando página y ya no recibiría mensajes de "tú no me vales, tu no eres capaz, tu no me eres suficiente". Es verdad que el primero que había hablado de divorcio había sido Mario hacía un año de camino a la boda de la hermana de Alicia.

- ¿Qué pasaría si nos llegáramos a divorciar? ¿Haríamos custodia compartida?, le preguntó Mario mientras conducía.

- Yo pensaría que me odiarías para siempre. Le respondió ella.

 

Luego vinieron en otoño y enero, las amenazas de que te tendrás que ir de casa, le decía ella.

El punto de inflexión, fue la carta de despedida que Mario le envió en febrero, recomendación del terapeuta de pareja de ambos. Dónde le explicaba el daño y tristeza que le provocan los mensajes de "tu no me vales".

 

Creo que ese fue el disparador, Alicia empezó a preparar su vendetta, porque las cosas no estaban saliendo como ella quería, su ansiedad de control no ejercía poder sobre él.

 

Ella ni corta ni perezosa atacó primero en el punto débil de él, sus depresiones menores, que eran leves y solía pasar en casa, pero tenía historial médico por ello. Ella también padecía de depresiones menores pero solo iba al médico de cabecera, no tenía historial, él sí.

 

Alicia ante esta carta y ver que la ruptura de la relación llegaba y no por decisión de ella, trató de conseguir su historial e informes médicos, sin éxito. La doctora le informó que eso solo era para el paciente, no se lo podía dar a nadie más. La doctora ya estaba informada de lo que estaba pasando el último año, y de menuda pedazo mujer que tienes, había pasado a que la lista de las necesidades que reclamaba ella, no era la carta a los reyes magos. Tu pareja no puede cubrir todas las necesidades que reclamas.

 

Su rabia no la detuvo, maquiavélicamente preparó la siguiente carta para el médico:

 

Soy Alicia, la todavía mujer de Mario, aunque estamos en proceso de divorcio. Desde la última depresión del año pasado, no se ha llegado a recuperar y continúa en crisis. Nunca se va a recuperar, ni va a tener capacidad de autoanálisis y ser consciente de lo que pasó, nunca reconocerá nada y se mantendrá en su posición conmigo.

Nos ha llevado a sufrir un daño devastador durante todo este último año. Yo ya no puedo ayudarle, él siente que soy su enemiga, que le quiero hundir, que le quiero hacer sentir culpable.

No se responsabiliza de nada, no se siente culpable, no me hace caso, me ataca y destroza todo.

He sido su enfermera durante veinte años, le acompañaba al médico cuando se encontraba mal, controlaba su medicación, me aseguraba que volviera a la normalidad.

Ahora mismo está en crisis, pero yo ya no estoy a su lado, no duerme, realiza actos sin sentido, no reconoce la irracionalidad de sus actos.

Me ha denunciado a mi por cambiar la cerradura del piso y no dejarle recoger sus cosas.

Me quiere explotar económicamente, no quiere el precio del piso por el que se lo quiero comprar, no quiere pasarme una pensión alimenticia para los hijos e intenta la custodia compartida, cosa para la que no está preparado, no puede cuidar a sus hijos.

Necesito que como su médico usted le obligue a recuperarse, hacerle ver que necesita una hospitalización, que no sabe responsabilizarse de sí mismo y menos de sus hijos y que tiene que dudar de si mismo.

Gracias por su ayuda

 

 

Mario tardó muchas semanas en localizar la carta que le había privado de su libertad durante cinco días. Y cuando por fín la localizó entró en furia:

- ¿Cómo que no me he recuperado? Lo que estoy es harto de tus exigencias y culpas.

- ¿Cómo que nunca voy a ser consciente? Por fin he descubierto el control, proyección y manipulación que me hacías, lo que pasa que ya no estoy dispuesto a dejarme amedrentar por tus gritos y mensajes de no me vales.

- Claro que me quieres hacer sentir culpable con tus palabras de que me tengo que hacer responsable de tus enfados, porque un día puse la cena tarde. Deja ya de gritarme y de hundirme.

- ¿Cómo que destrozo todo? ¿Qué te estás inventado, trastornada o arpía?

- ¿Quién has sido mi enfermera durante veinte años? He sido tu perro, tu lacayo, todo el rato tratándome de cambiar para que me pareciera al modelo que tu querías. No se trata de ayudarse mutuamente y darse mutuamente en una relación. A ver ¿Quien te ha dado el apoyo durante los embarazos y las lactancias de años? Hasta estando en crisis jugaba con los niños, hacía la comida, la cena.

- ¿Qué controlas mi medicación? Pero si ni siquiera sabes qué medicinas tomo y en qué cantidad. Lo hacías dos días y luego a jugar al candy crush.

- ¿Cómo que ahora mismo estoy en crisis y no duermo y hago cosas sin sentido? Pero si no vives conmigo cómo puedes saber si duermo o lo que hago.

- Claro que te he denunciado, pero antes te avisé cinco veces de que lo de cambiar la cerradura era ilegal.

- ¿Cómo quiero explotar económicamente? Bonita el divorcio es que cada uno por su cuenta, no querías igualdad y mujer empoderada. El precio del piso está muy por debajo, sorata. Pídele el dinero a tu tía Conchi que prefieras antes que a tu marido.

- ¿Cómo que no puedo cuidar de mis hijos? Pero qué te crees que he hecho mientras tú estaba de reuniones, asociaciones, noches con las amigas, me he convertido en un criador.

- ¿Qué me quieres hospitalizar? Lo que quieres es deshacerte de mí y tener a tus hijos todas las vacaciones sin respetar lo pactado. ¿Acaso ahora eres médica?

- ¿Por qué no responsabilizarme de mi mismo? Llevo sacando las castañas del fuego yo solito desde los 19 años, imbécil.

 

Volviendo atrás, a él le tocaba la convivencia con los hijos, fue a recoger a sus hijos a casa de ella, se encontró cuatro policías en la puerta que le estaban esperando y fué detenido porque había una orden de ingreso forzosa hospitalaria contra su persona. Mario perplejo no entendía nada, qué estaba pasando, él venía del trabajo y tenía que recoger a sus hijos para la semana de convivencia que empezaba.

No sabía nada de la carta anterior, ni que su médico de los últimos años se había jubilado con mala suerte para Mario. No supo con la arpía, fría, calculadora, controladora y manipuladora se había casado. Mientras Mario era detenido y esposado, intentaba explicar que le tocaban los hijos a él, y enseñaba la denuncia contra ella explicando que la violenta y coaccionadora era su ex.

La policía nunca te ayuda si eres el acusado, el denunciado, caso omiso a las palabras y denuncias que mostraba Mario en su móvil.

En la espera ella se asomaba al balcón toda poderosa, en plan "femme power", de quien ha ganado la partida, de quien tiene el control y "el poder de doblarte sin partirte" como dice su madre y sus hermanas.

 

Mario no pudo contenerse más y le dijo.

- He encontrado a otra mujer y no todas las mujeres son como tú.

- Espero que te hayas hartado a follar. Le respondió ella. Cosa que no le había dado ella durante un año, para ver si se marchaba de una vez.

- Por fin he encontrado a alguien tierno y cariñoso. Dijo él rematando a ella con un mensaje de amor en lugar de odio. La policía le indicó a Alicia que no se asomase más al balcón, que se metiera en casa.

Mario fue neutralizado, amarrado de pies, manos, cintura, pecho dentro de una ambulancia. Pero la ambulancia no arrancaba. Ella había bajado a la calle para seguir informando falsamente del estado de Mario, cosa que no sabía, ya que no le veía más que 3 minutos a la semana cuando se turnaban la custodia de los hijos. No le bastaba con la carta, y ver como le detenían, tenía que seguir manipulando.

 

Alicia estaba interpretando el papel de su hermana, que estuvo cuidando a su anciano marido durante veinte años, dado que se llevaban 25 años de diferencia de edad, que estuvo haciendo de enfermera hasta su fallecimiento.

 

La aventura del hospital fue épica, si solo focalizamos en lo bueno y divertido, porque en realidad es tan triste como los calabozos pero con mejor comida.

Un hospital psiquiátrico es peor que una prisión, no sé cómo alguien puede recuperarse en un sitio así de una depresión.

No hay nada que hacer, nada que estimule, nada que te dé un poco de esperanza. Puedes salir a un patio o jardín una hora dos veces al día si tienes suerte con el hospital, en otros ni siquiera puedes salir. El lugar más triste de la tierra, para que salgas de una crisis.

Pero todo en esta vida es focalizar en lo bueno, al llegar de noche estaban dormidos, pero Roberto estaba en el baño para ver si el nuevo traía tabaco.

Se presentaron y charlaron lo suficiente para terminar en el retrete compartiendo un cigarro.

 

Una cartilla había salvado sus pertenencias, se le había retenido todas sus cosas, peor que en calabozos, ni siquiera tu ropa, directamente en pijama y en zapatillas de estar por casa tendría que estar las próximas semanas.

Sobrevivir en el hospital consiste en armarse de paciencia y andar todo lo que puedas por los pasillos para activarte.

Estás a disposición de lo que te indiquen las enfermeras y auxiliares. A los médicos les ves unos veinte minutos cada día. Todo es cuestión de seguir las rutinas y saber esperar para ser una persona que sigue los estándares sociales.

A las ocho ducha,

a las nueve desayuno,

a las doce patio,

a la una comida,

a las cuatro merienda,

a las siete paseo,

a las nueve cena.

No hay más, si vas a la sala de estar habrá alguien dormido, si intentas leer, aparecerá alguien a poner la televisión,si tratas de ver la tele, vendrá alguien a cambiar de canal, si quieres respirar aire fresco no puedes, aunque haya rejas las ventanas están cerradas.

Mario sabía que había que vivir de día y dormir de noche, que había que resignarse, que eran los auxiliares quienes llevaban la batuta, que había perdido la capacidad de decisión y libertad posible.

Entonces empezó la rebelión en la granja, el único estímulo, la única motivación, entretenimiento que había en el encierro eran los chanchullos con los cigarrillos.

Todos los pacientes eran como niños a los que hay que reeducar, cualquier cosa que quisieras había que pedirla a ellos, y si no estaban ocupados te atendían. Eran ellos los que marcaban que se podía hacer o no, habías vuelto al seno familiar y ellos eran las mamás y los papás de los niños dependientes.

Convertidos en niños y los sentimientos a flor de piel, la red de alianzas era fundamental, charlar, pasear juntos, incluso hasta estaban los que encontraban pareja en el hospital, la simpatía con la gente que está pasando lo mismo que tú podía ser de gran ayuda o tu perdición si topabas con alguien muy trastornado y muy herido.

Aunque había más momentos de soledad y de dónde esconderse para dormir por la medicación que vida social.

Eugenia había conectado con Paco a pesar de su diferencia de edad se apoyaban y se querían. Y se hacían la vida más llevadera durante este encierro.

Los chanchullos con el tabaco se habían convertido en nuestro mayor estímulo. Los paquetes de tabaco se lo guardaban las chicas en las bragas, se decía que a ellas no se les registraba.

Mario aprendió a base de que le requisaron el tabaco una vez que tenía escondido en la almohada.

Esconderlos en los lavabos suponía quedarse sin tabaco en 2 horas porque era como la barra libre del tabaco y hasta el que no era fumador, se apuntaba al tabaco en esas circunstancias.

Luego estaba el tema del mechero, muy delicado, ya que ese objeto es como un puñal en un lugar así, con el que podrías provocar un incendio.

A final para fumar buscaba a una chica, esta se metía en el baño de mujeres para sacar un cigarrillo, luego a otro había que pedirle el tabaco, los que no estaban dormidos, del aburrimiento detectaban en seguida que se cocinaba un cigarrillo y terminas con 5 personas compartiendo un cigarrillo que se quemaba con las tres primeras caladas. Si había venido alguna chica echaba desodorante, si eran todo tios con irse al pasillo y hacerse los despistados bastaba.

Esta era la forma de matar el tiempo entre estas cuatro paredes blancas, a Mario le parecía divertido aunque no se había fumado un cigarrillo completo desde hacía cuatro días.

No solo los pacientes fumaban, también los auxiliares, y algún que otro médico en su despacho. Ellos también pasaban por el encierro, pero solo eran ocho horas lo que tardaban en obtener cada día su libertad.

Los pacientes no son niños subyugados a los que hay que reeducar para que vuelvan a su vida, con unos horarios, paciencia y doblegados a la voluntad de los demás por ser más sensibles que el resto, son personas sufriendo por un dolor que no saben cómo gestionar.

 

La ventana más bonita del mundo estaba en la sala de enfermería y control, Mario se levantaba a las siete y justo descubrió que esa ventana apuntaba al amanecer y encima estaba abierta entrando aire fresco, pasando de colores azules, morados, naranjas, rojos y al final amarillos. Después empezar a pasear hasta que llegaran las duchas, el desayuno, ...

Lo peor que puedes hacer es dedicarte a dormir todo el día, en el cuarto, en los sillones, requiere fuerza de voluntad porque es luchar contra la medicación que te adormece y el instinto natural es dejarse llevar por los somníferos, que ese es su propósito. Como si de un niño pequeño te hubieran convertido, hacerse un bolillo y dejarse guiar por lo que te ordenen.

Mantenerse activo, paseando, charlando, mirar fuera por las ventanas, son las opciones que tienes. Un pequeño control sobre tu vida en el encierro.

 

El día que requisaron todo el tabaco, un médico harto de la peste de los pasillos, puso toda la planta patas arriba, cerrando los baños, castigando sin paseos al patio, demostrando quien tenía el poder. Pero ello implica que no puedes ir a hacer tus necesidades cuando lo necesites, tampoco beber agua de los lavabos. Menos que te dé el aire en el patio para salir un poco del encierro.

Ni en una prisión se piensa que pueden tomar medidas tan drásticas, un paciente en psiquiatría tiene menos derechos que un reo.

Mario está super indignado, no por el tabaco, sobre todo con poder beber agua de los lavabos, intenta hablar con los demás como para organizar un motín a bordo, todos cabizbajos aceptan el castigo impuesto, y solo se le ocurre hacer uso del sistema de empezar a poner quejas y reclamaciones que se piensa que sirven de algo, terminando todas en la papelera.

A falta de cigarrillos pastillas de nicotina, durante dos días se pasan todos con chicles o pastillas de nicotina que les facilitan en la sala de control.

 

Mario acompaña a una chica colombiana que le recuerda a su nuevo amor, trata de pasear con ella por los pasillos, pero es fruto del dolor, culpa y desesperación por un lío que ha tenido en el trabajo, no hay forma de hablar con ella, siempre está con la desesperación y culpa de lo que le ha sucedido y con enfrentamientos con otra chica que está en estado peor, pintándose la cara que parece un cuadro de picasso, solo cuando quiere tabaco saca su lado amable.

 

Las medidas de control solo duran un solo día, y Mario consigue otra vez tabaco, pero decide ser quien se lo guarda en los calzoncillos, lo que le supone pinchar todo el rato la pierna y testículos en cada paso al haber elegido un paquete duro en lugar de blando.

 

Ahora van todos a pedirle tabaco, decide crear una alianza con Roberto, para que el tenga otro paquete y sea él quien decida cómo atender las demandas de los demás. De todas formas no se libra de compartir las últimas caladas con dos o tres personas cada vez.

La resignación es ahora por parte de los auxiliares, no hay forma de detener esto, deciden dejar abierta la ventana del baño y así minimizar el olor.

 

Mario consigue el alta a los pocos días, de las tres o cuatro semanas que se había imaginado, y que le había condenado Alicia, resulta que su doctor es razonable y ve que estaba tomando la medicación, que no había tomado tóxicos y que llevaba los horarios marcados en la planta. Esto que hacemos aquí lo puedo hacer también en casa, tratando de conseguir su libertad.

El informe del médico al que acudió Alicia no aparece, este médico siquiera conocía a Mario ni le había visto en persona, tampoco la carta de ella, solo está el informe del alta del hospital y su médica de los últimos años ya jubilada.

 

Los planes de Alicia se ven frustrados, no se ha librado de Mario durante uno o dos meses, para hacer las vacaciones de su infancia, el mes de julio con la familia de su padre, el mes de agosto con la familia de su padre.

Entra en pánico, le come come la culpa, Mario puede reclamar la mitad de agosto que habían pactado delante del mediador, y que él ya tenía reservado para ir de senderismo a la ruta de los faros en la costa da morte, con otros amigos, niños y familias.

 

Mario regresa a su apartamento, puede organizarse a su manera, con sus rutinas, paseos, música, libros, ver amanecer y sobre todo luchar por estar con sus hijos.

 

Alicia con temor a que él encuentre la carta llena de falsedades que había utilizado para manipular al médico, guarda otro as en la manga, su última flecha en el carcaj, para impedir que Mario pueda estar con sus hijos. La violencia de género, la violencia sobre la mujer. Acude a la guardia civil e informa del miedo que tiene a que su ex pareja venga a por los hijos en las semanas que le corresponden a él, y ahí empieza la detención y el relato de los calabozos.



13. LOS CALABOZOS – 2ª DETENCIÓN

"The sound of freedom"

 

Mario estaba ya en la cama, aún no se había dormido, en la ciudad aunque fuera de noche estaban a 34 grados de temperatura y estaba en calzoncillos.

 

Cuando aporrearon la puerta a la una de la madrugada, era la policía, él muy inocente abrió la puerta sin pedir más información, a qué venían, si tenían una orden judicial, para mientras hacer tiempo y llamar antes de que le quitaran sus enseres, su teléfono, le esposaron y le llevaran detenido.

 

Nunca hay que confiar en la policía, no están de tu parte, se posicionan como jueces y si hay algo sospechoso o judicial ya eres culpable.

 

Abrir la puerta tan rápido fué un craso error, le preguntaron su nombre para confirmar, a lo que asintió. Le tenían que llevar detenido por violencia de género, violencia sobre la mujer, su esposa le había denunciado desde la playa por lesiones y maltrato en el ámbito familiar.

 

En aquel instante se vistió mientras se fumaba lo que sabía que iba a ser su último cigarrillo en muchas horas, solo pidió poder coger un chicle antes de que le esposaran.

 

Los agentes habían parado el vehículo en mitad de la calle bloqueando el tráfico, menos mal que eran finales de julio un martes de madrugada y no quedaba casi gente en la ciudad.

 

A toda velocidad se lo llevaron a comisaría, como les gusta a los agentes poner adrenalina, como "los hombres de harrelson", fueron a toda velocidad por las calles, como si llevaran al enemigo público número uno o un terrorista se tratara.

 

Con las denuncias de violencia de género el protocolo y el proceso es al revés, eres culpable con tan solo presentar la denuncia y es el acusado quien tiene que demostrar su inocencia.

La presunción de inocencia es el derecho de todo investigado en proceso penal a ser tratado como si fuera inocente hasta que sea condenado. En la constitución también viene señalada la presunción de inocencia dentro de los derechos y deberes fundamentales.

La norma en otro tipo de delitos y denuncias es que es quien acusa o demanda quien tiene la carga de la prueba.

 

Es cierto que el número de asesinadas por violencia de género supera las 50 víctimas cada año, pero las más de treinta y seis mil denuncias presentadas hace sospechar un abuso de esta ley para afrontar las separaciones y divorcios. Para proteger un 0,1 por ciento de los casos se está vulnerando un derecho fundamental como la presunción de inocencia.

 

Los policías comentaban a Mario que era lo habitual, que a partir de la tercera denuncia ya se empieza a sospechar las falsas denuncias.

Ya en dependencias policiales empiezan los trámites, un proceso Kafkiano, te quitan tus enseres, sobre todo el móvil, cordones para quedarte solo con la ropa puesta. Sin chicles, tabaco, cuaderno, libro, o algo para entretenerte. Seguro que en prisión tienes más enseres que en un calabozo.

 

Luego te informan de tus derechos, te hacen leer rápidamente un papel y firmarlo, pero en verdad tienes más derechos, llamadas y opciones que te cuentan.

 

Ya sin móvil te dicen que puedes hacer una llamada ahora o por la mañana, pero en los tiempos tecnológicos quién se sabe algún teléfono de memoria.

 

En verdad tienes derecho a tres llamadas, nunca consideres a la policía tu amiga cuando eres tú el denunciado, ellos hacen de jueces rápido y te consideran ya culpable por el simple hecho de estar acusado. No están para ayudarte, son el brazo opresor del estado, están para amedrentar y meter miedo a los más vulnerables, pobres y débiles de la sociedad.

 

Mario a quien iba a llamar a las dos de la madrugada, normalmente la gente no tiene un abogado penalista preparado para estos casos, sabía que iba a estar detenido hasta el día siguiente que le llevarían a los juzgados.

 

Mario era fumador, gracias al chicle que lo masticó desde la una de la madrugada hasta las tres de la tarde del día siguiente pudo gestionar el mono.

 

En los calabozos te dan una colchoneta con almohada incorporada para pasar la noche y ahí te tienes que apañar para dormir.

 

Los calabozos suelen estar en los sótanos, no tenían ventanas, se escuchaba el constante ruido de la ventilación. No tienen retrete, como vemos en las prisiones, para tus necesidades tienes que pedir permiso y te llevan a unos baños encharcados e inundados de agua.

 

Mario no se puso a dormir directamente, nadie puede estar tranquilo en esos momentos, tal vez sí si aceptas un destino derrotista y te dejas llevar. Él intentó anticipar los pasos siguientes y ordenar en su cabeza los posibles discusiones y ataques contra ataque con su ex, para dilucidar cuáles podrían considerarse violencia de género.

 

Adivinar no sirve de nada si no has podido leer la denuncia y alegaciones de quien te ha denunciado. Los siguientes pasos tampoco los puedes saber si no has pasado en el pasado por una situación parecida, haber estado detenido por la policía.

 

Entonces se echó a dormir, aunque más bien durmió poco, echaba cabezadas y luego se despertaba con ideas de lo que podía haber en la denuncia. No se podía relajar, estaba detenido y mañana iba a tener una vista o juicio rápido para determinar su libertad o prisión preventiva.

 

Por fin llegó la mañana, para desayunar te dan a través de las rejas una bolsa con dos magdalenas resecas y un zumo.

 

Más tarde la policía científica para hacer la ficha policial, huellas dactilares, palmas, fotografía, Mario intenta poner humor para vencer la adversidad y le pregunta al fotógrafo:

- Luego me puedes enviar la foto para subirla a Tinder. Solo se sonríe él.

 

Tras una larga espera por fin le toca el turno con la abogada de oficio, ahí tenía delante la denuncia y las alegaciones de su exmujer, para salir de la situación kafkiana y saber por qué estaba detenido. Ahí empezaron las técnicas fascistas de manipulación, el agente que parecía ser el jefe, empieza a meter prisa, no respeta la privacidad entre cliente y abogado y cada poco tiempo mete prisa, ya lo veréis luego en el juzgado, cosa que no ocurriría.

Cuando te meten prisa y estás es para no dejarte pensar y tomar decisiones según tu criterio, una forma de manipulación en toda regla.

 

Mario se quedó sin conocer los hechos denunciados contra él, ¿Qué lesiones y maltrato había hecho contra su mujer? Si la gritona y agresiva y coaccionadora era ella, pensaba a sus adentros, continúo con el proceso kafkiano.

 

Tuvo que firmar papeles en blanco para que luego su abogada los rellenara, tenía que darle como un cheque en blanco a su abogada y confiar en su criterio.

 

El agente seguía manipulando:

- Si tardáis mś, hoy no va a poder ir a declarar, tendrá que quedarse detenido un día más e ir al juzgado al día siguiente.

Su aviso, ultimátum, finalizó la conversación entre cliente y abogada, informando ella a Mario:

- Solo responde a mis preguntas, está en tu derecho a no declarar en tu contra.

 

Todas las prisas, para qué, no le llevaron al juzgado, sino fué trasladado a otra comisaría, a otro calabozo. En varios furgones iban los detenidos sin hablar esposados de dos en dos, para que no pudieran salir huyendo en un despiste. Otra vez la adrenalina policial, conduciendo a toda velocidad para entretenimiento de los agentes, la ciudad es nuestra.

 

En el siguiente calabozo, muchos policías pocos detenidos y a esperar otra vez para ir al juzgado.

Nadie habla, nadie cuenta porque está ahí, solo se mira hacia abajo y a convertirse en un pelele de los agentes.

 

Pasado un buen rato, otro traslado, el circo de los furgones y coches patrulla, esta vez con coche dentro de parking, el furgón era viejo y no importaba mucho.

 

Y por fin otro calabozo, este parece más serio, con puertas metálicas en lugar de rejas, con muchos más detenidos, tenía pinta de ser los calabozos del juzgado. Era la una de la tarde, ĺe intentaba conservar el humor bromeaba:

- Si no voy a declarar hasta las dos de la tarde, me podíais haber detenido por la mañana después del café y las barritas con tomate.

 

En el calabozo coincidió con un irlandés, él chapurreó su inglés para romper el hielo, leído y escrito se defendía pero la conversación en inglés no era su fuerte.

 

Primero se fué el irlandés a declarar y tardó poco en volver, y tras preguntar si quedaba libre, Mario recordó la frase de la canción de Bob Marley "The sound of freedom".

Tardaron bastante en llevarle ante el juez y la vista, de los calabozos hasta el juzgado, aún estando en el mismo edificio, había que hacer un camino muy raro, perfecto para escapadas, aunque te acompañaban tres agentes. Sótanos, pasillos, atravesar un parking, pasillos, ascensores, escaleras y por fin la sala de vistas.

Su abogado informó que el detenido solo iba a contestar a preguntas de su abogada, que se reservaba el derecho a no declarar en su contra, Mario declaró que la violenta y coaccionadora era la denunciante con otras palabras.

Él la había denunciado a ella por coacciones y violencia por cambiar las llaves del piso en común y no dejar recoger enseres personales.

Él había vuelto a denunciar por coacciones y violencia por no dejarle ver a sus hijos.

Él había sido privado de libertad encerrando a su exmujer en el hospital con informaciones falsas y mentiras a su médico.

Él se encontraba de baja en estos precisos momentos.

La estrategia salió bien, le declararon en libertad sin fianza, aunque había un riesgo alto hacia su exmujer e hijos, sentenciaba provisionalmente la jueza.

 

No es como las películas, que si te dan la libertad sales por la puerta de las personas en libertad del juzgado, vuelves al calabozo y a seguir esperando. Libre pero encarcelado.

Tras una hora y dos panes blandurrios con salchichón, sales del calabozo para que te den tus objetos personales. Revisando el acta detecta que se han equivocado en su nombre en el escrito, había que volver a hacerlo, a volver a esperar, hay que estar atento porque si no te hacen alguna chapuza, después de todo lo que había pasado no había margen de errores, se jugaba su libertad.

 

ya recuperados sus objetos y esperando el escrito corregido, ya se podía relajar y rompió a llorar, aunque estuvieran delante todos los agentes.

 

Ahora cada vez que Mario escucha "Redemption" de Bob Marley recuerda "The sound of freedom" se emociona e incluso dependiendo del día le saltan las lágrimas.

 

14. LLORAR

 

El día que Mario empezó a llorar, descubrió una fuente liberadora de expresión de emociones, dejando salir su dolor. Aunque se lo reservó para su intimidad y sus momentos sensibles.

 

Tras las pérdidas de libertad, pérdida de sus hijos, empezó a llorar un rato cada día.

 

Siempre había contenido lágrimas, como mucho solo se le humedecen los ojos.

 

Ahora con ciertas canciones muy sentidas, muy evocadoras de recuerdos, conseguía romper a llorar.

 

Él reconocía su parte más sentimental, su chico triste y solitario, siendo sensible a emociones y recuerdos.

 

Luego intentaba conectar conmigo mismo y ver esa tristeza como una alarma de algo que solucionar o algo que aceptar.

 

Mario era una persona de rutinas, de mañanas constantes, se ponía su música, pero en la etapa que le tocaba vivir las emociones estaban a flor de piel y tenía muchas evocaciones del pasado y sentimientos encontrados.

 

La canción que más le invitaba a llorar era "Redemption Song" de Bob Marley, por su frase "The sound of freedom" que compartió con un compañero de celda cuando les daban la libertad y salían de los calabozos del juzgado.

 

Otro momento de gran emoción fue cuando Adela le envió una orquídea morada con el mensaje:

- Feliz cumpleaños bizcocho, espero que te pasen muchas cosas bonitas.

Ahí no pudo llorar en intimidad, tuvo que compartir la emoción con Adela y quedarse sin palabras.

 

El muy tozudo siguió reservándose lágrimas para su intimidad, pero al menos lloraba de vez en cuando.

 

15. EL MALO - EL PERSEGUIDOR

"Todos estamos de paso, unos están a nuestro lado muchos años, otros pocos y algunos solo unos meses o días"

 

La guerra había comenzado con la ruptura de la mediación amistosa del divorcio, el cruce de acusaciones, presiones, manipulaciones, coacciones, denuncias, no había hecho más que comenzar.

 

La acción reacción, el ataque y contraataque llenaba de dolor la separación de Alicia y Mario. El conflicto mantenía un vínculo tóxico.

 

Mario había intentado mantener la distancia cuando se fue de casa, distancia emocional para evitar el control por parte de Alicia. El primer mes parecía funcionar, aunque a Alicia le hervía la sangre porque quería un divorcio Disney y seguir controlando a Mario.

 

Al principio funcionó la distancia, él no era consciente que le estaban metiendo en un triángulo para hacerle sentir culpable y cediera a las peticiones de Alicia, sobre las condiciones del convenio y sobre todo del precio del piso.

 

Alicia era la VÍCTIMA, su madre la SALVADORA, y Mario el PERSEGUIDOR.

Su madre era muy mayor para luchar y ser la salvadora y protectora. Rápidamente apareció su hermana mayor, su otra madre mucho más mayor que Alicia.

Mario intentaba ser distante y frío, pero sabían dónde le dolía.

Su hermana en seguida empezó a atacarme con un asunto doloroso de Mario:

- Que sepas que tu hermana se murió por culpa de la mierda de tu familia. Le gritaba ella por teléfono.

Lo consiguieron, Mario contraatacó y entró en la guerra y en el triángulo.

 

Lo que nos mantiene enganchados en un triángulo son las emociones de culpa, vergüenza, celos, orgullo.

 

Los triángulos pueden ser funcionales y disfuncionales. Los disfuncionales son para evitar la cercanía y la intimidad en la pareja.

 

Alicia tenía tiempo independencia y libertad, había participado en varios foros, asociaciones relacionadas con la discapacidad de su hijo, en el que las madres y algunos padres habían hecho como una psicoterapia al compartir la misma vivencia. Formándose pequeños triángulos funcionales.

 

Luego tenía otro disfuncional con su hermana, siempre que iba a terapia en lugar de hablar de ella, acababa hablando de su hermana sobreprotectora. Cuando volvía del trabajo llamaba a su hermana, en lugar de a su marido, comentando los sucesos del día. Poco a poco se fue eliminando la intimidad y cercanía entre Alicia y Mario. Ella poco a poco iba cogiendo el modelo de su madre y su hermana:

- Tenéis que compraros un piso, no es bueno vivir de alquiler. Le decía su hermana.

- ¿Por qué no bautizáis al niño?.

- ¿Por qué no os casáis? Eso de la pareja de hecho.

 

Volviendo a la guerra del divorcio, ya conseguido que él entrara a saco, llegó el remate final.

Mario que se había convertido en un padre proveedor y en cuidador de sus hijos, era ahí dónde más daño le podían hacer para doblegar su voluntad y que cediera a las condiciones del divorcio que ella quería. Ella se nombró jueza, fiscal, médico y decidió de forma unilateral que no podría ver a sus hijos hasta que un juez dijera lo contrario. Y remataron a Mario.

 

Tras privarle cinco días de libertad.

Tras no dejarle coger sus enseres del piso.

Tras meterlo en los calabozos.

Tras quitarle el tiempo con sus hijos.

Tras conseguir un orden de alejamiento y no comunicación con ellos.

 

Habían conseguido que ya no tuviera custodia compartida y ni siquiera poder ver a sus hijos.

 

Tras mucha oscuridad y muchos enfados se dio cuenta de la estratégia, las cosas de juzgados van despacio y no le quedó más que aceptar que se había terminado su etapa de cuidador, iba a tardar años en estar con sus hijos.

 

Todos estamos de paso.

 

A Mario le costó mucho tiempo darse cuenta que le tocaba ser percibido como EL MALO para lograr salir del triángulo. La distancia emocional no era posible, Alicia era capaz de hacer saltar los resortes de Mario fácilmente, veinte años no son nada.

 

No le iban a dejar de lanzar balas y cañonazos, la guerra iba a ser una constante. No iba a conseguir que le dejaran en paz vivir su vida, le iban a estar reclamando y acusando.

 

La aceptación y que los demás le percibieran como el malo era la única salida.

 

16. BAILANDO BAJO LA TORMENTA

"No esperar a que pase la tormenta, aprender a bailar bajo la lluvia"

 

Mario por fin estaba obteniendo paz y tranquilidad, tras la separación, ya no había prisas, exigencias ni culpas. Aunque solo podemos controlar nuestras acciones no la de los demás.

 

Empeñado en que le dejaran en paz a su ritmo, pensaba que su tranquilidad pasaba por que los demás le dejaran vivir a su forma, su ex, la familia de su ex y su propia familia le dejarían en paz.

 

Muy lejos de la realidad, ella continuó intentando controlarle aunque ya no vivieran juntos, coaccionarle por el precio de la casa que tenían en común. La familia de ella también empezó a buscarle con temas delicados de su hermana recientemente fallecida, sabían dónde hacerle daño. Incluso su propia familia no paraba de darle consejos, indicaciones, vivían el divorcio como si fuera el suyo, en lugar de verlo con objetividad en la distancia. No se quien les había dado vela en este entierro, todos estaban alterados, posicionándose y diciendo lo que tenía que hacer. Actitud que molestaba enormemente a Mario que sabía muy bien valerse por sí solo y sacarse sus propias castañas del fuego.

 

Empezó la guerra con la ruptura de la mediación amistosa del divorcio, cuando ella espetó su ultimátum:

- O aceptas este precio por la casa o no firmó el convenio de la mediación.

Y luego llegaron los cambios de cerraduras, las cartas llenas de falsedades y mentiras, la policía, el impedir ver a sus hijos, la detención por supuesta violencia de género, los calabozos, el juzgado y la orden de alejamiento y no comunicación con los hijos.

 

Aunque pensemos que no nos pueden pasar cosas peores, la vida nos demostrará justo lo contrario.

 

En la oscuridad tras los sucesos que se iban dando uno tras otro, poco a poco, empezó a aceptar la realidad, la pérdida, el nido vacío. Que iba a vivir en conflictos y líos de abogados los próximos dos o tres años, que no estaría con sus hijos en año y medio, que tenía que seguir viviendo el día a día, aunque tuviera muchos problemas y preocupaciones.

 

Parecía que el viaje de crecimiento personal no había servido de nada, al final había entrado en los triángulos, el orgullo, la ira.

 

Aunque al lado de un ser tierno y cariñoso se pueden superar los traumas. Pese a su terquedad, que él lo llamaba perseverancia, convirtiéndolo en una virtud en lugar de en un defecto, los días fueron pasando. Su nuevo amor le apoyaba y le explicaba por lo que estaba pasando, pero el que tiene que darse cuenta y autoconvencerse es uno mismo.

 

Por ello la mayoría de las veces la mejor ayuda que podemos dar es la compañía y la escucha, dejando que la persona con malestar se desahogue. Solo si pide un consejo, es cuando deberíamos darle nuestra opinión.

 

Todos caemos en dar soluciones, haciendo más o menos de mamás o papás, pero por mucho que le digas a alguien lo que tiene que hacer, hasta que esa persona no lo interiorice y decida por sí misma, no la hará, la respuesta no va a ser inmediata.

 

Santi le había prestado un libro a Mario hacía tres años sobre la comunicación solidaria, él solo lo había empezado, pasaron años hasta que otra persona se lo recomendó y entonces por fin se lo leyó, eran muchas a las que admiraba y apreciaba y tal vez había que hacerlas caso.

 

Fué un descubrimiento, intentó ponerlo en práctica, logró terminar con algunos diálogos malditos, como la polca de la protesta de toda la vida, él quien tiene la culpa en el que estaban enfrascados, pero la comunicación es cosa de al menos dos y se quedaron Alicia y Mario en el detente y huye.

 

Santi que era un amor, abraza árboles, se convirtió en un amigo vitamina, quedaban de vez en cuando y éste le escuchaba con paciencia las movidas que estaba teniendo con su mujer.

 

Hasta ella le tenía aprecio, aunque solo le había visto una vez:

- Haz el divorcio como Santi, no lo hagas como Edu. Le aconsejaba ella.

Edu al contrario que Santi era más acelerado, rápido, ácido, directo. Le pegaba haber sido un neoyorquino en los años 70. Estar con Santi y Edu en la misma mesa era estar entre el yin y el yang. Dos maneras tan diferentes de ver las cosas y hablar, pero se complementaban.

 

Su nuevo amor, Adela, le explicaba a Mario, que tenía que pasar por el duelo, que iba a subir, bajar, avanzar y retroceder, para volver a avanzar, subir y bajar para seguir avanzando y así durante un tiempo.

Mario lo entendía, pero seguía empeñado en obtener paz y tranquilidad, siendo los demás los que le dejaran en paz, cosa que no iba a suceder, tenía que ser él, quien mediante sus acciones consiguiera focalizar en lo bueno y lo que le gustaba.

 

Un primer paso era dejar el victimismo y el tremendismo. El siguiente la aceptación, ser consciente que los demás se iban a entrometer, opinar y posicionar en el proceso del divorcio, como nos gusta marujear, como nos gusta ver la paja en el ojo ajeno.

 

Luego la realidad de que no iba a ver a sus hijos incluso en años con lo lenta que va la justicia. La custodia compartida quedaba anulada por la supuesta violencia de género.

 

Otro paso de los más importantes era salir del bucle, no quedarse atrapado en un solo pensamiento.

 

El crecimiento personal no es algo que obtienes y un día se queda para siempre, convirtiéndote en un adulto compasivo y cariñoso, al contrario es un trabajo contínuo.

 

Ir a por lo que quería, aunque a los demás no les gustara, o lo consideran egoísmo, él sabía que preocuparse por uno mismo y atender tus propios asuntos era autocuidado para estar bien y luego poder dar a los demás.

 

Emprender acciones y elecciones por el deseo de contribuir al bienestar, más que manejarse por la culpa, el miedo, la vergüenza, el castigo.

 

Disfrutar de estar a solas, que estar solo fuera una elección, donde poder conectar consigo mismo.

 

Focalizar en lo que te gusta y te sienta bien. Hacer más de lo que te gusta y menos de lo que te disgusta.

 

Por desgracia en el amor y la guerra vale todo.